10/09/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                              Ciudadano, por ejemplo, se entregó sin pudor a la lógica del poder. Su dirigente, Pedro  , tejió una relación política con el coordinador morenista Jorge Bracamonte que ya es vox   en los pasillos legislativos. No es una alianza por   ideológicas, sino de arreglos convenencieros,  . 
El   naranja perdió el rumbo y la credibilidad. Su estrategia de afiliaciones es un desastre: abrió las puertas a viejos priistas   que llegan buscando acomodo, no renovación. Esa mezcla de oportunismo y desgaste ha terminado por desanimar a quienes, desde abajo,   que Movimiento podía ser una opción distinta. Hoy,   es un eco del oficialismo, una muestra más de la “vieja política” que presume  . 
Y ahora, con   Granier en puerta para mudarse a MC, el PRI se prepara para su desaparición formal. Y 2027 será el   para perder su registro estatal.
El   ni siquiera merece mención amplia. Su dirigencia estatal, encabezada por Katia Bolio Pinello, se ha vuelto un mal chiste político. Sus   contra Adán Augusto son más guiños internos que oposición real; todo indica que responde a intereses dentro de Morena. Los panistas locales,   de dirección, simplemente han dejado de pelear.
 , el único que conserva un atisbo de congruencia es el PRD. Su dirigente, Rafael Acosta León, intenta rescatar la voz crítica que alguna vez tuvo la izquierda  . Aunque el partido está herido tras perder el registro nacional, ha mantenido una postura firme, denunciando sin temor los excesos del poder. Pero su fuerza es insuficiente: su presencia,  ; su estructura, debilitada.
Así las cosas,   vive una hegemonía sin contrapesos. Morena reina sin resistencia porque los otros se rindieron antes de pelear. Lo que dice Marcos Rosendo no es arrogancia: es diagnóstico. En el exedén, la oposición no se perdió; simplemente se vendió. 
El escenario tabasqueño seguirá siendo de un solo color en las   elecciones. Aunque muchos se nieguen a admitirlo.