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17/07/2025
Bailes de fe y milagros: La Tirana vuelve a latir con el fervor de más de 200 agrupacionesEntre pañuelos, promesas y son...
17/07/2025

Bailes de fe y milagros: La Tirana vuelve a latir con el fervor de más de 200 agrupaciones

Entre pañuelos, promesas y sonidos de los bombos, el corazón del pueblo volvió a latir con fuerza en una de las festividades religiosas más esperadas del norte de Chile: la Fiesta de La Tirana. Este año, más de 200 agrupaciones religiosas se dieron cita en el poblado para rendirle homenaje a la Virgen del Carmen, la "Chinita", como cariñosamente la llaman sus fieles.

Desde días antes, los caminos polvorientos comenzaron a llenarse de peregrinos que llegaron desde distintas regiones del país, algunos incluso desde Bolivia y Perú. Cada paso, cada danza y cada lágrima fueron ofrendas vivas para quien consideran su protectora y guía espiritual. Entre los devotos, se respiraba un aire de esperanza, agradecimiento y renovación de la fe.

“Venimos a pagar nuestras promesas y a agradecer por los milagros recibidos”, cuenta emocionada Ana María, integrante de una cofradía de Iquique, que desde hace 25 años baila incansablemente en honor a la Virgen. “Ella me salvó cuando estuve enferma. Desde entonces, cada 16 de julio, mi cuerpo baila con más fuerza que nunca”.

Los bailes religiosos llenaron la plaza principal con coloridos trajes, máscaras y movimientos que hablan por sí solos. Cada coreografía es una oración que se eleva al cielo; cada compás es un acto de devoción. A pesar del calor, el cansancio y el polvo, los promesantes no detuvieron su andar. Porque no bailan por mostrar, bailan por fe.

Lo que ocurre en La Tirana no es solo una fiesta: es un milagro colectivo. Una explosión de espiritualidad, cultura y tradición donde el dolor se transforma en gratitud, la súplica en canto, y la pena en esperanza.

Las campanas del santuario repicaron fuerte cuando la imagen de la Virgen del Carmen salió a saludar a su pueblo. Silencio absoluto. Miradas al cielo. Algunos rompieron en llanto. Otros, simplemente cerraron los ojos para sentir su presencia. En ese instante, no hubo diferencias ni distancias: todos eran uno solo, bajo la bendición de la Chinita.

Así, La Tirana 2025 no solo reunió a más de 200 agrupaciones religiosas; reunió también a miles de corazones que siguen creyendo en los milagros, en la fe viva y en el poder de una madre que no abandona. Porque donde está la Virgen del Carmen, hay consuelo, fuerza y amor.

Y mientras los devotos se despiden del poblado con el alma llena, una promesa queda en el aire: volverán. Volverán a bailar, a rezar, a pedir y a agradecer. Porque La Tirana no es solo una fiesta: es un encuentro con lo divino, un pedazo del cielo que cada julio desciende al norte de Chile.

Hoy, en este Día del Periodista, queremos saludar con profundo respeto y admiración a nuestro equipo y a todas y todos l...
11/07/2025

Hoy, en este Día del Periodista, queremos saludar con profundo respeto y admiración a nuestro equipo y a todas y todos los colegas que, desde distintos rincones del país, ejercen con pasión, compromiso y coraje esta noble labor.

Ser periodistas no es una tarea sencilla: implica investigar a fondo, contrastar fuentes, resistir presiones y muchas veces trabajar en condiciones difíciles. Pero también es un privilegio, porque tenemos la responsabilidad de ser la voz de quienes no son escuchados, de visibilizar realidades ocultas y de defender la verdad, incluso cuando incomoda.

A quienes comparten con nosotros esta vocación, les agradecemos por su entrega diaria, por su ética y por seguir creyendo en el poder de la información como herramienta de transformación social.

Hoy celebramos lo que somos y lo que representamos: conciencia, libertad y compromiso con la verdad.

¡Feliz Día del Periodista! Sigamos escribiendo la historia con integridad, convicción y esperanza.

20/06/2025

Saludo Institucional al Presidente de la República de Chile Señor Gabriel Boric Font

Alto Hospicio, junio de 2025

Excelentísimo Señor Presidente:

Reciba un saludo cordial y respetuoso de parte de la Alianza Mundial Aymara, institución que trabaja por la revitalización cultural, lingüística y organizativa del pueblo Aymara en Chile y en el ámbito transfronterizo andino.

En esta ocasión, deseamos expresar nuestro sincero reconocimiento por el anuncio realizado respecto de la presentación de una Reforma Constitucional destinada a establecer el reconocimiento de los pueblos indígenas en la Carta Fundamental del Estado de Chile.

Consideramos este paso como un gesto significativo de voluntad política y compromiso institucional con la diversidad cultural del país. Esta iniciativa representa una oportunidad histórica para avanzar hacia un marco constitucional que valide y respete la existencia, los derechos colectivos y la contribución de los pueblos originarios a la construcción del Chile de hoy y del mañana.

El reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas permitiría:

- Reafirmar el carácter pluricultural y multiétnico de la nación chilena, en consonancia con los tratados internacionales de derechos humanos suscritos por el país.
- Promover el diálogo intercultural y la inclusión efectiva, fortaleciendo la cohesión social desde la diversidad.
- Sentar las bases para la protección y promoción de las culturas, lenguas, territorios y formas de vida tradicionales, esenciales para el desarrollo sostenible con identidad.

Como organización comprometida con el fortalecimiento de los derechos y saberes ancestrales del pueblo Aymara, saludamos con esperanza esta iniciativa, y manifestamos nuestra disposición a colaborar en todos aquellos espacios de diálogo que contribuyan a su concreción, con respeto mutuo, participación activa y visión de futuro.

Reiteramos nuestro aprecio por este anuncio y deseamos éxito en el camino institucional que esta reforma propone.

Con la mayor consideración y respeto,

Juan Carlos Hernández Caycho
Presidente
Fundación Alianza Mundial Aymara
Alto Hospicio, Región de Tarapacá

20/06/2025

¿Qué somos los aymaras? Un llamado desde nuestra esencia y nuestro tiempo

Por Juan Carlos Hernández Caycho
Vocero de la Alianza Mundial Aymara (AMA)

Durante más de quince años he caminado junto a hermanas y hermanos aymaras, y también junto a personas que, sin tener un origen directo, se sienten aymaras desde su espíritu y compromiso. Hemos compartido la ardua pero hermosa tarea de rescatar, recuperar y restablecer nuestra lengua y nuestras tradiciones, muchas veces invisibilizadas o reducidas a lo folclórico. Y en ese caminar, surgen con frecuencia preguntas profundas de quienes nos observan, nos apoyan o simplemente sienten curiosidad: ¿Qué somos los aymaras? ¿Qué espíritu movió al gran Imperio Incaico, donde fuimos un pilar fundamental? ¿Qué somos hoy en el mundo globalizado?

Responder a estas preguntas no es tarea sencilla, pero es urgente. No somos solo una etnia, ni un conjunto de costumbres heredadas. Somos una nación viva, con pensamiento, historia, espiritualidad y un profundo sentido de comunidad. Nuestra identidad no se limita a los territorios andinos de Bolivia, Perú, Chile o Argentina, donde florece nuestra presencia; somos una nación transfronteriza porque nuestras raíces no se ajustan a los límites coloniales: se expanden por la memoria, el idioma, la espiritualidad y la resistencia.

En tiempos del Imperio Incaico, los aymaras no fuimos simplemente conquistados o absorbidos; fuimos aliados, artesanos de la organización comunitaria, agricultores del altiplano, sabios del tiempo y del agua, tejedores de calendarios cósmicos. El espíritu que nos movía era el de la reciprocidad (ayni), la complementariedad (chacha-warmi), el equilibrio con la naturaleza (pachamama). Era un espíritu profundamente humano y espiritual, donde el individuo se entendía parte de un todo mayor, en armonía con los cerros, las estrellas y los ciclos de la vida.

Hoy, ese mismo espíritu nos impulsa a hablar en foros internacionales, a formar escuelas de lengua aymara, a organizarnos políticamente, a emprender económicamente desde nuestras cosmovisiones. No como un ejercicio nostálgico, sino como una acción política y cultural para afirmar que existimos y que aportamos activamente al presente.

Nuestra naturaleza humana y espiritual se expresa en nuestro idioma, que no es solo medio de comunicación, sino forma de ver el mundo. En el aymara no se impone: se dialoga. No se posee la verdad: se comparte. Nuestros pensamientos evocan esa memoria colectiva, esa sabiduría ancestral que ha sobrevivido siglos de colonización, silenciamiento y discriminación.

Hoy somos gestores de nuestro destino. Ser aymara no es una condición pasiva, es una decisión activa. Y eso lo entienden cada vez más hermanos que, aunque nacieron lejos del altiplano, sienten en su corazón el llamado de la montaña, el murmullo del viento del sur, la claridad de una palabra dicha desde el alma: Jiwasa, “nosotros somos”.

Por eso trabajamos en lo político, social, educativo, económico y espiritual. Porque nuestra causa no es aislada: es una contribución a la humanidad. En un mundo que busca sentido, sostenibilidad y comunidad, los pueblos originarios, y en particular el pueblo aymara, tenemos mucho que decir.

Somos presente con memoria, somos futuro con raíz. Somos aymaras.

20/06/2025

Presentación Oficial del Himno “Voces del Sol y la Tierra”Un canto a la unidad ancestral del pueblo AymaraCon profundo respeto, emoción y orgullo, la Alianza...

20/06/2025

Willka Kuti: El retorno del Sol y el renacer del Espíritu Aymara

En lo más profundo de los Andes, cuando el frío del solsticio de invierno cubre los valles y altiplanos del sur, una nación milenaria se prepara para uno de los eventos más trascendentales de su calendario: el Willka Kuti, el retorno del Sol. Esta fecha, que cada 21 de junio marca el inicio de un nuevo ciclo según la cosmovisión aymara, es mucho más que una celebración: es una ceremonia espiritual, una renovación colectiva y un mensaje ancestral al mundo moderno.

En lengua aymara, “Willka Kuti” significa “el regreso del Sol sagrado” (willka = sagrado/sol divino; kuti = retorno). Este evento coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, el punto más alejado del Sol respecto a la Tierra, tras el cual el astro inicia su retorno y los días lentamente se alargan.

Para el pueblo aymara, este fenómeno celeste no es un simple hecho astronómico, sino una señal cósmica de renovación de la vida, el equilibrio y el vínculo entre la humanidad y el universo. Desde tiempos inmemoriales, esta fecha marca el renacer de las fuerzas naturales y espirituales que guían la existencia.

Tiempo en los Andes

En 2025, el calendario aymara celebrará el año 5533, una cifra que simboliza los más de cinco milenios de existencia de las civilizaciones andinas, especialmente Tiwanaku, considerada cuna espiritual y cultural del pueblo aymara.

Este cómputo no es solo cronológico, sino una afirmación política y espiritual de continuidad: mientras el calendario gregoriano parte de la era cristiana, el calendario aymara reivindica la memoria larga y soberana de los pueblos originarios, que ya contemplaban los astros y ordenaban su sociedad mucho antes de la colonización europea.

Cosmovisión Aymara

El Willka Kuti es parte de un sistema profundo de entendimiento del universo: la cosmovisión aymara. Esta visión no divide lo sagrado de lo cotidiano, lo humano de lo natural, ni el tiempo del espacio. Todo está interrelacionado, en un ciclo de equilibrio y reciprocidad con la Pachamama (Madre Tierra) y el Tata Inti (Padre Sol).

Durante el Willka Kuti, las comunidades se reúnen en sitios ceremoniales, a menudo en cerros o ruinas sagradas, para recibir los primeros rayos del nuevo Sol con los brazos al cielo, acompañados de rituales, música, danzas y ofrendas. Estas ceremonias no son recreaciones folclóricas: son expresiones vivas de una espiritualidad profunda, que reconoce el carácter supremo de la naturaleza y del cosmos.

Ceremonia y comunidad

En la madrugada del 21 de junio, se encienden fuegos ceremoniales, se preparan mesas rituales con alimentos, hojas de coca, lanas, semillas, dulces y elementos simbólicos, y se eleva un mensaje de agradecimiento y petición de armonía. Se trata de una comunión espiritual con los apus (espíritus tutelares de los cerros), las energías ancestrales y los ciclos agrícolas.

En algunos lugares, se realiza la wilancha, un sacrificio ceremonial de llamas, como ofrenda a la Pachamama, aunque hoy muchas comunidades han optado por representaciones simbólicas. Todo apunta a restablecer el equilibrio entre el ser humano, la Tierra y el cosmos.

Una tradición viva en todo el Abya Yala

El Willka Kuti es celebrado en Bolivia, Chile, Perú y Argentina, especialmente en comunidades aymaras rurales y urbanas. Lugares como Tiwanaku, el Cerro Unitas, el Cerro Esmeralda en Iquique, o sectores ancestrales de Alto Hospicio y Arica, se han transformado en puntos de encuentro espiritual.

Además, esta ceremonia ha adquirido relevancia continental: representa la revalorización de los pueblos indígenas, el derecho a la espiritualidad originaria y la resistencia cultural. En Bolivia, el Machaq Mara (otro nombre del Año Nuevo Aymara) fue declarado feriado nacional en 2009.

Un mensaje al mundo moderno

En tiempos de crisis ambiental, pérdida de sentido comunitario y desconexión espiritual, el Willka Kuti emerge como un llamado al reencuentro con los ritmos naturales, el respeto a la Madre Tierra y la humildad ante lo supremo. No se trata de una “fiesta típica”, sino de una profunda lección ancestral: el tiempo es cíclico, la vida es un tejido interconectado y el verdadero desarrollo comienza por honrar lo que nos sostiene.

Volver a la sabiduría del Sol

El Willka Kuti nos recuerda que la espiritualidad no es abstracta, sino concreta y viva. Está en la relación con la tierra, en el cuidado de las semillas, en el fuego compartido y en el abrazo al primer rayo solar. Es una celebración del renacer colectivo, del supremo que habita en el universo y dentro de cada ser.

En este 5533, el pueblo aymara no solo renueva su ciclo: nos invita a todos a mirar el cielo con humildad y volver a caminar con el sol.

Reflexión desde la Alianza Mundial Aymara

“Recibir el nuevo Sol no es solo mirar al cielo. Es abrir el corazón a lo que fue, lo que es y lo que vendrá. Como hijas e hijos del Ande, sabemos que cada rayo solar trae consigo la voz de nuestros abuelos, el perfume de la Pachamama y la memoria de lo sagrado. En el Willka Kuti, no celebramos un año que se va: abrazamos un ciclo que vuelve. No pedimos al Sol que nos alumbre, sino que nos despierte. Que nos recuerde quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde debemos caminar. Como Alianza Mundial Aymara, afirmamos que nuestra espiritualidad no es un pasado, sino un porvenir sembrado en sabiduría, respeto y unidad con todo lo viviente. Que el Tata Inti nos guíe con claridad. Que la Pachamama nos reciba con ternura. Que el Willka Kuti renueve el espíritu del mundo entero.”

Consejo Espiritual de la Alianza Mundial Aymara
https://alianzamundial.aymara.vip

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