
02/07/2025
Pocos saben que Ramón Valdés, el actor detrás de Don Ramón, murió en silencio… y casi en la pobreza. Sufría de cáncer. Un cáncer que lo fue consumiendo poco a poco, y que lo obligó a alejarse del programa que tanto amaba. A pesar de haber sido uno de los personajes más queridos del elenco, don Ramon era el papá que muchos soñaban tener.
El vecino gruñón… que tenía el corazón más grande. Pero mientras nosotros nos reíamos en casa, él vivía una historia muy distinta fuera de cámara. no recibía regalías por las retransmisiones del programa.
Y nunca tuvo un contrato millonario como los que hoy tienen muchas estrellas.
Vivió de su trabajo como actor…
pero cuando enfermó, ya no pudo seguir trabajando.
No tenía grandes ahorros ni lujos.
Y aunque millones lo recordamos con cariño,
en sus últimos días, casi nadie fue a verlo.
Ni siquiera a su funeral.
Murió sin aplausos.
Sin homenajes.
Solo con su familia… en una cama de hospital.
Dicen que en esos días, apenas podía hablar.
Que su cuerpo estaba débil…
pero que todavía sacaba fuerza para sonreírle a sus nietos.
Se fue en silencio, como los grandes…
pero también como muchos hombres buenos:
sin hacer escándalo, sin pedir nada… y sin quejarse.
Y cuando una periodista le preguntó por qué se había salido del programa,
él respondió con una frase que lo dijo todo:
“Porque mi alma ya no estaba ahí…”
Y tal vez nadie lo notó…
pero con él se fue una parte de nuestra infancia.
Un pedazo de lo que fuimos.
Porque Don Ramón era más que un personaje.
Era ese papá que no tenía dinero… pero siempre tenía amor.
El vecino que se enojaba, pero era noble.
El hombre que nunca pagaba la renta… pero sí pagaba con carcajadas.
Esta historia no es para dar lástima.
Es para hacer memoria.
Para decirle “gracias” a un hombre que nos dio tanto…
y que, aunque se fue sin homenajes,
sigue vivo en cada risa de nuestros hijos cuando ven sus capítulos.
Compártelo con esa persona que todavía dice
“con permisito, dijo Monchito…”
Porque hoy, más que nunca,
Don Ramón merece ser recordado.