22/09/2025
Nunca subestimes el poder de un paso pequeño.
Hace años corría para huir. Hoy corro para encontrarme.
No te voy a vender ejercicios perfectos ni frases hechas: quiero ser honesto. Hubo noches en que respirar era un desafío, días en que la ansiedad me paralizaba y ataques de pánico me recordaban que todo puede romperse en un segundo. Lo único que tenía era un par de zapatillas y la decisión mínima de poner un pie delante del otro.
El running me enseñó algo que la pantalla y los consejos rápidos no te dicen: sanar no es volver al punto de partida, ni olvidarlo todo. Sanar es aprender a caminar con lo que traes, sostenerlo, y decidir cada día que el próximo paso cuenta( aunque sea corto), aunque dé miedo.
Si hoy te sientes estancado en tu entrenamiento, en tu trabajo, en una relación o frente a recuerdos que duelen, esto es para ti:
1. Respira primero. 3 respiraciones profundas antes de cualquier decisión. Eso ya mueve algo.
2. Define un objetivo diminuto. 10 minutos de caminata, una serie menos, una llamada corta. Lo pequeño vence al bloqueo.
3. Repite. El cambio real viene por suma de pequeños pasos, no por un salto gigante.
No eres débil por necesitar ayuda. Pedir apoyo —sea a un amigo, a un profesional o a un entrenador— es una de las decisiones más valientes que puedes tomar. Y si el pasado te pesa, úsalo solo como mapa: aprende la ruta, no te quedas a vivir en ella. Vive el presente con la mano en el timón y proyecta un futuro, pero sin perseguir una versión perfecta de ti mismo. La vida no espera a que todo sea perfecto para empezar a ser disfrutada.
Si estás sufriendo, corre conmigo aunque sea un minuto. Si ya estás en movimiento, respira y agradece ese impulso. Si no sabes por dónde partir, escríbeme —no con promesas vacías, sino con pasos concretos para volver a caminar.
Nos merecemos una vida donde el cuerpo y la mente caminen juntos. Un paso, una respiración, y seguimos.
No tengo la respuesta para todo, pero sigo luchando todos los días.
Atentamente
Jp-jota-profe-juan pablo.