18/09/2025
La Cueca que Nunca se Calla...🖤🌹
Una vez en una plaza del cementerio general donde la gente se reunía a recordar. No era una plaza cualquiera: las paredes tenían nombres escritos, las piedras guardaban secretos y las sombras parecían susurrar canciones. Allí, cada cierto tiempo, aparecía una mujer vestida con falda negra y blusa blanca. En su mano llevaba un pañuelo que ondeaba en el aire como una bandera pequeña.
Ella comenzaba a bailar la cueca sola. Nadie la acompañaba en la pista, pero todos sabían que no estaba sola. Porque en cada giro, en cada zapateo, en cada movimiento del pañuelo, estaban presentes los que faltaban: los que habían sido arrancados de sus casas, los que nunca volvieron.
Los niños que miraban desde la vereda preguntaban:
—¿Por qué baila sola la señora?
Y alguien siempre respondía:
—No baila sola. Baila con la memoria.
Las guitarras y los tambores se unían, no para celebrar, sino para resistir. El aire se llenaba de fuerza y de tristeza, pero también de dignidad. Cada paso de la cueca era un grito silencioso que decía: “Estamos vivos en el recuerdo. No nos borrarán.”
Con el tiempo, muchas mujeres se unieron. Todas bailaban con sus pañuelos blancos, como alas que no dejaban caer la memoria. Y así la cueca sola dejó de ser solo un baile: se convirtió en un acto de amor, de justicia, de esperanza.
Dicen que cuando el viento sopla fuerte en septiembre, si uno presta atención, puede escuchar el sonido de los pañuelos ondeando y el eco de los pasos firmes sobre el asfalto. Es la memoria que no muere, es la cueca que nunca se calla.
Porque aunque falten los compañeros de baile, la cueca sola sigue viva.
Escrito por Gustavo Lulo Arias
Via: Proletarias Teve