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🔴 : El sueño país de Jeannette JaraA diferencia de todos los otros candidatos presidenciales, Jeannette Jara, la abander...
09/08/2025

🔴 : El sueño país de Jeannette Jara

A diferencia de todos los otros candidatos presidenciales, Jeannette Jara, la abanderada de la coalición izquierdista de gobierno, no habla del país que aspira a construir. Ya que ella es militante de toda la vida del Partido Comunista, resulta razonable suponer que Jara abriga la esperanza de remplazar el modelo capitalista por un modelo comunista de partido único y sin protección a la propiedad privada. Es evidente que Jara sabe que ese objetivo no es alcanzable en el futuro inmediato y que la gran mayoría de los chilenos no comparte ese sueño de país, por eso prefiere no hablar del país que idealmente quisiera tener. Pero el solo hecho que Jara eluda hablar de los sueños que la inspiran a participar en política alimenta sospechas de que, en la medida de lo que pueda, de ser presidenta, Jara usará el poder que le otorga el cargo para avanzar el sueño comunista. Para Jara, el país ideal sería uno con una economía centralizada y en el que no se protejan los dos pilares fundamentales de toda sociedad libre, la propiedad privada y la libertad de expresión.

Cuando habla del norte que guiará su gobierno, en caso de ser la próxima presidenta de Chile, Jara se refugia en el argumento de que su programa de gobierno todavía no está escrito y que ella se ceñirá a los objetivos delineados en el programa. Aunque en la campaña de primarias Jara presentó un programa de gobierno corto e incompleto, ya se ha desentendido de algunos de los asuntos más polémicos que aparecían en ese programa, como la nacionalización del cobre o poner en el foco en el desarrollo de la demanda interna. En el mes que ha transcurrido desde su incuestionable victoria en unas primarias con muy baja participación, Jara ha sido bastante ambigua respecto a qué tipo de país quiere construir.

Las alocuciones a que ella es candidata de una coalición amplia de centroizquierda sugieren que Jara no tiene una visión propia y que actuará como chofer de locomoción colectiva que siga la ruta que le indica su coalición y no como piloto que fija la ruta. Pero nadie se anima a emprender la compleja, desgastante, costosa y difícil aventura de competir en una elección presidencial para después ser un monigote que aprueba lo que le dice su coalición. Los presidentes, sobre todo, son líderes que guían a su coalición y definen cuál es el norte que tendrá su gobierno.

Si Jara efectivamente cree que ella liderará un gobierno en el que no tenga que marcar el rumbo ni tomar decisiones cuando haya posiciones contrapuestas entre los partidos que forman la coalición, entonces podemos anticipar que su gobierno será un desastre. Los presidentes deben tomar decisiones, liderar y dirimir. Es cierto que esas decisiones deben ser consultadas con sus aliados, pero resulta inaudito que alguien crea o argumente que resulta anodino tomar en consideración la militancia partidista de una candidata simplemente porque esa candidata es la líder de una coalición multipartidista.

Tal vez Jara efectivamente cree que su gobierno será el gobierno de una coalición y que las decisiones las tomarán en conjunto los líderes de los partidos que componen su coalición centroizquierdista. Pero esa receta solo lidera al fracaso. Durante los cuatro años del actual gobierno, el Presidente Boric y sus aliados obstinadamente sostuvieron que en realidad el gobierno estaba compuesto por dos coaliciones -una compuesta por el PC y el Frente Amplio y la otra por el socialismo democrático-. Ahora, Jara habla de que liderará una coalición de centroizquierda que, desde la campaña para las primarias de 2025, se llama Unidad por Chile. Pero es deshonesto o insensato sugerir que, de ser gobierno, las decisiones las tomará el politburó de Unidad por Chile. La institucionalidad en Chile otorga un inmenso poder al presidente y, precisamente porque la presidencia importa tanto, los chilenos le ponen más atención a la elección presidencial que a cualquier otra contienda electoral.

No es insustancial que la militancia partidista de quien ocupe la presidencia. Los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet tuvieron énfasis muy distintos precisamente porque los presidentes militaban en partidos diferentes y tenían visiones de mundo y un norte político distinto. Jara prefiere no hablar de su norte político porque, si lo menciona, muchos de los votantes que ahora están considerando apoyarla saldrán huyendo hacia otros candidatos.

Igual que un ladrón de bancos que aspira a robar el banco, pero mientras desarrolla su plan se resigna a usar los servicios del banco como el resto de los clientes, Jeannette Jara nos dice que respetará las reglas del juego democrático y no impondrá el comunismo porque es la candidata de una coalición amplia de centroizquierda. Pero nadie en su sano juicio nombra de jefe de seguridad del banco a una persona que se declara miembro de la secta de ladrones de banco. El sueño de país de Jeannette Jara -que la candidata convenientemente omite mencionar- es que Chile se convierta en una sociedad comunista.

🔴 : 🧨 DC y PC: Historia de una pasión clandestina (y una derecha que no entiende nada)No hay sorpresa. La Democracia Cri...
27/07/2025

🔴 : 🧨 DC y PC: Historia de una pasión clandestina (y una derecha que no entiende nada)

No hay sorpresa. La Democracia Cristiana volvió a apoyar al Partido Comunista, y algunos actúan como si hubieran visto un ovni en San Bernardo. Pero no, no es ciencia ficción, es simplemente historia. Una historia de amores vergonzantes, traiciones públicas y acuerdos secretos que, si se contaran como telenovela, se llamarían “Golpeemos juntos, marchemos separados”.

Porque este romance viene de lejos. En 1976, mientras Frei Montalva hablaba de libertad y democracia, se reunía en Washington con Enrique Kirberg, del Comité Central del PC, para proponer “colaboración secreta”. Luego mandó a Máximo Pacheco a Moscú, donde firmó con Corvalán un compromiso político el 11 de septiembre. El mismo día. Un nivel de simbolismo solo comparable con la incoherencia crónica de la falange.

Y no fue la única vez. En los 80, Radomiro Tomic afirmaba sin sonrojarse que “sin los marxistas no hay salida democrática”, mientras justificaba la violencia “según las circunstancias”. En los 2000, Ignacio Walker hacía libros culpando al PC por la derrota de la Nueva Mayoría, y en 2017 Carolina Goic juraba que con este PC no se podía gobernar… pero igual lo intentaron.

Hoy, el apoyo a Jeanette Jara solo confirma que la DC no tiene principios: tiene reflejos condicionados. Si el PC pone una mesa con micrófono y prensa, la DC llega con galletitas. Lo demás es pose.

Y mientras este déjà vu político se repite, la derecha vuelve a equivocarse. Cree que el país se derechizó, que basta con repetir “seguridad”, “orden” y “comunismo malo” para ganar elecciones. Pero como advierte con claridad quirúrgica el sociólogo Alberto Mayol, ese diagnóstico es un error peligroso.

Mayol lo explica con datos: en la última encuesta de La Cosa Nostra, Jeanette Jara lidera con un 38%, seguida por José Antonio Kast con 23,3% y Matthei con 18,7%. Y aunque Jara perdería en segunda vuelta contra Matthei (59% a 41%), su estrategia es clara: inflar a Kast, torpedearlo, convertirlo en su rival… porque sabe que en un balotaje contra él tiene más posibilidades.

Y mientras Jara hace política, la derecha se masturba ideológicamente. Discute si Kast tiene la bandera más grande, si Kaiser fue censurado por decir “dictadura”, y si el Servel está infiltrado por la izquierda. Toda una estrategia… para perder. De nuevo.

Mayol lo dice claro: la derecha cree que Kast es competitivo porque no mira más allá de su burbuja. No ve que muchos votantes republicanos del 2023 también decían “Chile despertó” en 2019. No entiende que Kast, para el inversionista promedio, es más incierto que Boric. No sabe cómo gobierna, nunca ha tenido poder real, y eso no gusta en la economía real.

¿Y Matthei? Tiene las mejores notas, el menor riesgo, pero la perciben como tercera, y en política, el tercer lugar huele a derrota. El problema de Matthei es que es como ese café gourmet que todos elogian, pero nadie entra. Mucho aroma, poca fila.

Y así está el panorama: una izquierda pragmática que se recicla con viejos socios como la DC, una derecha atrapada en sus propias caricaturas, y un votante real que quiere tranquilidad, pega y futuro, no debates sobre Venezuela o la guerra fría.

Porque si la “nueva derecha” no se cuenta bien la película, si sigue creyendo que Chile se volvió Texas con empanadas, va a perder la oportunidad histórica de ofrecer un proyecto serio, moderno y libre. Los porristas digitales de ambos extremos no son el pueblo. Son solo ruido.

La DC y el PC entendieron algo que la derecha aún no: la política no es de pureza, es de poder. Aunque el poder venga manchado de contradicciones, traiciones… o pactos firmados en Moscú.

🔴 : La cobardía de votar nuloSi bien el voto nulo es una opción válida y legitima para los votantes que no aspiran tener...
25/07/2025

🔴 : La cobardía de votar nulo

Si bien el voto nulo es una opción válida y legitima para los votantes que no aspiran tener posiciones de liderazgo político, cuando una persona que ha tenido una trayectoria política pública y notoria anuncia que votará nulo en una elección presidencial, esa persona está renunciado a su vocación de liderazgo y se está refugiando en una postura que, aunque legal, es profundamente cobarde.

El voto nulo o blanco implica que la persona considera que cualquiera de las opciones disponibles es igualmente válida (o igualmente inválida). No basta con decir que ninguna de las opciones disponibles es ideal. Las elecciones siempre se reducen a tener que elegir entre opciones menos que ideales. La persona que mejor puede representar todas mis posturas, visiones, valores y lecturas de mundo soy yo mismo. Pero como la democracia representativa consiste en escoger a alguien que nos represente entre un grupo de opciones limitadas, inevitablemente la democracia se convierte en un ejercicio en que uno termina escogiendo el mal menor.

En las elecciones de segunda vuelta, cuando las opciones se reducen solo a dos alternativas, la sensación de que se está escogiendo al mal menor es aún más evidente. En 2021, casi la mitad de los votantes en segunda vuelta había apoyado a opciones diferentes a las que representaban Gabriel Boric y José Antonio Kast. Pero enfrentados a la realidad de que el siguiente presidente de Chile sería Boric o Kast, muchas de esas personas optaron por la opción que consideraron el mal menor. Aquellos que decidieron abstenerse o emitieron un voto inválido estaban tácitamente declarando que ambas opciones le daban lo mismo.

Ya sea porque ambas opciones les parecían igualmente aceptables o igualmente inaceptables, los que anularon su voto en 2021 sabían que, como anticipaban las encuestas, emitir un voto nulo significaba que su abstención ayudaba a la victoria de Gabriel Boric. Los que anularon, entonces, sabían -o debían haber sabido- que, al abstenerse de apoyar a un candidato, le estaban pavimentando el camino a La Moneda a Gabriel Boric.

Si las encuestas se mantienen como están ahora, los que emitan un voto blanco o nulo en noviembre están tácitamente apoyando el escenario de una segunda vuelta entre José Antonio Kast y Jeannette Jara. Si quieren evitar que haya dos candidatos extremistas en la segunda vuelta, lo más razonable es votar en primera vuelta por alguna candidatura que no sea extremista. Si optan por votar en blanco o anular su voto, esas personas que dicen estar descontentas con las opciones que representan Kast y Jara están actuando de una forma que solo ayuda a Kast y a Jara a consolidar el liderazgo que ahora reportan las encuestas.

Luego, si Jara y Kast llegan a segunda vuelta, esas personas que anuncian que votarán nulo están tácitamente diciendo que prefieren que gane la persona que actualmente está liderando en las encuestas por sobre la persona que las encuestas reportan como más probable perdedora. Aunque digan que votarán nulo, esas personas que anuncian un voto nulo tácitamente nos están diciendo que prefieren que gane Kast a que gane Jara—al menos mientras Kast siga liderando en las encuestas.

Si los que anuncian que votarán nulo o blanco son líderes políticos con experiencia y trayectoria, su declaración es un ejemplo de falta de sinceridad. Es más, es lisa y llanamente cobardía. Un líder político sabe que, si no se manifiesta o hace campaña por un candidato, está tácitamente aceptando el desenlace que anticipan las encuestas. Refugiarse en el voto nulo o blanco para evitar tener que explicitar que hay una de las opciones que considera menos mala es aceptable para un votante común y corriente, pero no para un líder político o personaje público que se considera lo suficientemente relevante o influyente como para dar una entrevista a algún medio de comunicación masiva.

En las elecciones siempre se debe escoger entre opciones que distan de lo que consideramos ideal. En segunda vuelta, es mucho más probable que los electores queden con la sensación de escoger el mal menor. Es cierto que faltan todavía muchos días para la elección, por lo que nadie está obligado a decidir aún su voto. Pero cuando ya estemos en los días anteriores a la elección, no se vale que los líderes políticos o referentes intelectuales del país se refugien cobardemente en decir que votarán nulo. El voto nulo es la aceptación tácita de que les parece mejor el escenario que anticipan las encuestas que escenarios alternativos. Uno no tiene por qué estar plenamente satisfecho con la opción que escoge en una elección, pero resulta lamentable que haya líderes políticos que, cobardemente, anuncien que van a votar nulo o blanco como si realmente creyeran que uno puede hacerse el indiferente cuando el país se vea enfrentando a escoger entre dos opciones que distan mucho de lo que ellos consideran como ideal.

🔴 : "Mientras arde Chile, El "P" organiza el Lollapalooza Progresista"Chile está en crisis, pero con invitados. Mientras...
21/07/2025

🔴 : "Mientras arde Chile, El "P" organiza el Lollapalooza Progresista"

Chile está en crisis, pero con invitados. Mientras nos amenazan con aranceles, se fugan sicarios, las cárceles son embajadas narco, y el Estado no puede ni ejecutar una orden de expulsión sin perder los papeles y el pasaporte, el "P" convoca la cumbre “Democracia Siempre”. Nombre digno de festival con auspicio de ONG europea, pero con el mismo efecto práctico que una vela en un apagón.

Llegan Lula, Petro, Pedro Sánchez y Yamandú Orsi, alineados por algo más fuerte que los intereses de sus pueblos: la fe ciega en el socialismo recauchado. No son mandatarios, son influencers del progresismo global, y esta es su convención anual de frases hechas y diagnósticos sin soluciones.

Nadie habla del cobre. Nadie habla de Trump. Nadie habla del desastre migratorio. Pero todos hablan de democracia como si pronunciarla solucionara algo. Como si no fuese precisamente en democracia donde Chile cayó en la dictadura del narco, donde aumentó la pobreza, y donde el Estado perdió el control del territorio y ganó la licitación la corrupción.

La cumbre no incluye a socios comerciales serios ni a países limítrofes. Esto no es política exterior, es política interna proyectada hacia Instagram. Porque seamos claros: el “P” ya está proyectando su salida del cargo. Con guagua, casa nueva y la hipoteca acechando, hay que pensar en cómo parar la olla sin el sueldo fiscal. Igual que Piñera, igual que Bachelet, igual que todos. El asunto es asegurar el futuro… y qué mejor vitrina que hacerse pasar por estadista internacional, aunque presida un país que ni siquiera puede echar a un extranjero con condena.

Nuestro Presidente, como sus amigos de la cumbre, sufre del síndrome de país chico con ego grande. Se creen líderes de superpotencias, pero no pueden ni organizar una licitación sin contraloría respirándoles en la nuca. En vez de enfrentar el caos fronterizo o buscar salidas diplomáticas a una amenaza comercial real, prefiere la diplomacia performática: hashtags, selfies, cumbres, brunch y comunicados que no lee ni el traductor de Google.

Y lo peor: hay quienes le avivan la cueca. Lo llaman “líder regional”, “garante de la democracia”, y hasta “referente multilateral”. Le hacen creer que influye en decisiones planetarias. Él, por supuesto, se lo cree. Se ve a sí mismo como el Barack Obama de Ñuñoa, el Zelenski de Lastarria, el gran pensador del hemisferio sur… y del más allá.

Mientras tanto, Chile se queda sin liderazgo real. Con más delincuencia, menos inversión, migración desbordada y un Estado que cree que gobernar es participar en paneles. La política exterior no es un espectáculo. La democracia no es un mantra. Y los problemas del país no se solucionan con declaraciones de afecto entre camaradas.

Esta no fue una cumbre de estadistas. Fue una cumbre de mentecatos. Pero mentecatos con Wi-Fi, catering y buena prensa.

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18/07/2025

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🔴 : Convicciones y política, ¿lo correcto o lo conveniente?Se entiende por convicciones a las creencias que están profun...
16/07/2025

🔴 : Convicciones y política, ¿lo correcto o lo conveniente?

Se entiende por convicciones a las creencias que están profundamente arraigadas en una persona y que son difíciles de cambiar. La RAE aclara que se trata de ideas religiosas, éticas o políticas a las que se está fuertemente adheridas y que guían el pensamiento o la conducta de una persona. Se refiere a un convencimiento firme y sólido sobre algo que se constituyen como la base de la manera de pensar, actuar y tomar decisiones. Tener convicciones implica estar convencido de la verdad de las ideas y actuar por tanto en consecuencia. Son “la roca” que guía el comportamiento e influye en las decisiones y acciones. De hecho, tener convicciones fuertes puede aumentar la confianza en uno mismo (saber, ¿qué es bueno y por qué es bueno?), en la coherencia (coordinación entre el ser y el hacer) y autenticidad de las acciones. Las Convicciones son algo que siempre tienen las buenas personas, esas que están movidas por la real justicia, que persiguen siempre dar a cada uno lo que es de propio suyo. En toda actividad humana hay personas de bien que siguen sus convicciones y buscan lo correcto. Creen en la existencia de la verdad y se orientan hacia ella desde lo bueno y lo bello. Pero, así como hay personas correctas que orientan su actuar hacia el bien, hay quienes están movidos por el egoísmo y están dispuestas a traicionar “las convicciones” y hacer lo incorrecto con tal de lograr algo que les beneficie.

Esto sucede en todas las áreas humanas, pero se da desde siempre con mayor abundancia en la política. Es esta realidad fáctica la llevó a Nicolás Maquiavelo a constatar que “la moral y la política suelen estar separadas” y que los políticos, de un modo más abundante que en otras actividades humanas, los que suelen renunciar a sus “convicciones” o más bien a no tenerlas. Es por eso que, para ser un buen político, se estima que hay que saber “navegar”, “ser camaleónico”, “cambiarse la chaqueta” si es necesario, para así lograr y permanecer en el poder. Por eso, comúnmente los políticos abandonan sus supuestas convicciones, ya que están dispuestos a renegar de la verdad y del bien para lograr el poder. Ya decía Enrique IV de Navarra, el príncipe reformado que luchaba contra el catolicismo, “Paris bien vale una misa”. El primer borbón con tal de acceder al trono de Francia renunció a todo lo que supuestamente creía. Esto ha sido y es tan recurrente en la historia que se le adjudica al cómico norteamericano Julius Henry Marx, comúnmente llamado Groucho Marx la frase: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”, refiriéndose a la falta de congruencia en la política. El mismo Winston Churchill, habiéndose cambiado de partido político para mantener sus convicciones, tenía claro que: “Algunos hombres cambian de partido por el bien de sus principios; otros cambian de principios por el bien de sus partidos». Una de las grandes disyuntivas de la política partidista es tener que obedecer las directrices del partido y es por eso que, cuando esas directrices van en contra de las convicciones de los buenos hombres, no queda más que abandonar el partido. No se puede para salvar el partido, perder el alma.

Esta reflexión es importante hoy en Chile, en un momento en el que el Partido por la Democracia, un partido instrumental creado en 1987 como una fuerza progresista que buscaba la plena democracia para el país tras “la dictadura”, tiene de elegir camino y mostrar si tiene realmente “credenciales democráticas”. En su esencia como partido, está su “supuesto compromiso con la democracia”, que algo más grande que solo la elección popular. Implica el respeto por las libertades individuales, por las instituciones y la creencia y defensa de la igualdad ante la ley. Hoy, tras perder la primaria oficialista contra la ultraizquierda, liderada por el Partido Comunista de Chile, se enfrenta a una disyuntiva compleja. Apoyar a la candidata comunista, por naturaleza y visión antidemocrática y, por tanto, abandonar sus convicciones o dar un paso al costado. No apoyarla tiene un alto costo, desaparecer como fuerza política, extinguirse, mientras que apoyarla implica desaparecer como supuesto bastión moral. Dejar en evidencia que no tienen convicciones y que no les importa la democracia. Este problema se traspasa a sus militantes, ya que, si el partido decide apoyar a Jeannette Jara para mantener el poder y recibir las potenciales prebendas; las personas de bien, militantes del partido deberán elegir si “cambiar o abandonar sus convicciones por el bien del partido” o bien, “abandonar el partido por el bien de sus convicciones”.

Deberán elegir hacer lo correcto con las consecuencias que eso tiene, salvando sus almas o hacer lo incorrecto y ser responsables de dinamitar la democracia de Chile para el futuro, abandonando así, su supuesta razón de ser. Todo eso sólo para lograr desde el egoísmo, como se dice en buen chileno, “arreglarse los bigotes”. Esta misma reflexión va para los socialistas, demócratas cristianos, liberales, radicales y todos los “supuestos socialistas democráticos”. Veremos si hay convicción o sólo conveniencia.

📻📺   | Un día como hoy, 14 de julio de 2022, nos dejó a los 91 años Javier Miranda, una verdadera leyenda de la radio y ...
15/07/2025

📻📺 | Un día como hoy, 14 de julio de 2022, nos dejó a los 91 años Javier Miranda, una verdadera leyenda de la radio y televisión chilena.
Su voz inconfundible marcó generaciones y su presencia en pantalla fue sinónimo de elegancia, calidez y profesionalismo. Durante casi 30 años fue uno de los grandes rostros de Canal 13, conduciendo programas icónicos como “Martes 13”, “Maravillozoo”, “Esquinazo”, “Supercapo” y Teletrece.
🎙️ En la radio también brilló: comenzó en Radio Minería y pasó por Cooperativa, Nacional, El Conquistador, entre muchas otras.
A dos años de su partida, lo recordamos con admiración y gratitud.
Gracias por tanto, Javier Miranda.
Tu voz sigue viva en la memoria de Chile 🇨🇱

🔴 : Jurando a la Bandera: se busca autoridad (y plancha para el toldo)Ayer, en la noche del 8 de julio, mientras gran pa...
09/07/2025

🔴 : Jurando a la Bandera: se busca autoridad (y plancha para el toldo)
Ayer, en la noche del 8 de julio, mientras gran parte de la ciudad se distraía entre teleseries, celulares y la pelea política de turno, en la Escuela de Artillería de Linares ocurría algo profundamente distinto: la vigilia de armas. Silenciosa, solemne, invisible para casi todos. Ahí estaban los jóvenes futuros soldados, velando sus armas, reflexionando en silencio antes del gran momento. Lejos de los focos, sin likes ni transmisiones en vivo. Solo ellos, la noche, la patria y un compromiso.
Y hoy 9 de julio, llegó el Juramento a la Bandera. Un acto que en otros tiempos paralizaba ciudades. Hoy, apenas logró llamar la atención de un puñado de curiosos, unos cuantos familiares y con suerte alguna autoridad que no delegó el honor en un suplente de suplente.
Ni hablar de los candidatos. Ni uno solo se asomó. Parece que la bandera, el himno y el uniforme no rinden tantos likes como una empanada en la feria o un post emotivo en campaña. Y eso que en Linares no faltan los y las entusiastas de las redes sociales… incluso en horario laboral. Pero claro, jurar por la patria no da tanto crédito. Punto a parte, el toldo destinado a las autoridades parecía rescatado del último asado dieciochero. Arrugado, sucio, a punto de rendirse como todo lo que se supone debía cobijar.
Pero a pesar del desinterés institucional en general y el desgano generalizado, ahí estaban ellos: los alféreces y los cabos recién egresados, los soldados conscriptos, esos jóvenes que todavía creen en algo más grande que ellos. Que todavía son capaces de decir “Sí, juro” con el alma entera. Con sus uniformes impecables, su postura firme y sus familias al borde del llanto. Porque ahí sí había emoción real: en las madres que no dejaban de mirar, en los padres que intentaban no quebrarse, en los hermanos que grababan todo con orgullo, en los pololos y pololas que sabían que ese juramento también les involucraba. Eso fue lo único verdaderamente impecable: el marco humano.
Y entonces ocurrió algo que, al menos a mí, me reconcilió por un instante con la ceremonia. Se me acercó un caballero. Vestía sencillo, pero con una dignidad que no se finge. Me dijo que se llamaba Pedro, y que hacía exactamente 50 años, en ese mismo lugar, él había jurado como soldado conscripto de la Escuela de Artillería. Su voz temblaba, sus ojos brillaban. No de pena, sino de emoción pura. “Esto nunca se olvida”, me dijo, con lágrimas que se le escapaban sin vergüenza. “Es lo más importante que hice en mi vida”. Y yo me quedé en silencio. Porque ahí estaba todo. En Don Pedro, en su memoria, en su emoción intacta medio siglo después. Él no necesitaba un acto masivo, ni un discurso. Él ya había cumplido. Pero igual vino. Porque el juramento no se termina nunca.
Hace más de 30 años, yo también juré. Y recuerdo cómo las calles se llenaban de gente, cómo se cantaba con fuerza el himno, cómo las descargas de honor hacían saltar de susto y alegría a chicos y grandes. Había orgullo, emoción, respeto. Hoy, en cambio, pareciera que hasta la emoción fue reemplazada por la indiferencia. Ya no se aplaude el himno. Ya no se respeta el silencio de las armas. Ya ni siquiera se sabe qué se está haciendo ahí.
Es triste decirlo, pero también es justo reconocerlo: nosotros también somos responsables. Por callar. Por dejar de mostrar nuestro orgullo. Por no enseñar a otros lo que significa jurarle a la bandera. Por rendirnos ante la idea de que amar a Chile es algo pasado de moda.
Quizás es momento de levantar la voz. No para gritar, sino para recordar. Que cuando uno jura a la bandera, lo hace por Chile, por su historia, por sus valores...
y también, aunque les incomode, por todos los que prefirieron no ir.
Sí, incluso por ustedes, estimadas autoridades ausentes. No olviden que ustedes representan al pueblo, y esos jóvenes que hoy juraron a la bandera, con orgullo y valentía, bien podrían ser quienes votaron por ustedes, por su sector político, o por la esperanza de un país mejor. Un poco más de respeto, y al menos un mínimo de pudor por el cargo que ostentan, no les haría mal.

Por: Augusto Leiva Garcinuño

🔴 : Demanda por cambio o rabia contra la éliteLas elecciones siempre son disputas sobre cuál será el concepto fundamenta...
08/07/2025

🔴 : Demanda por cambio o rabia contra la élite

Las elecciones siempre son disputas sobre cuál será el concepto fundamental que ordene las preferencias del electorado. Si la contienda de 2025 se convierte en una elección entre el cambio y la continuidad, probablemente alguna candidatura de oposición saldrá victoriosa. Pero si la campaña termina siendo una disputa entre el pueblo y la élite, la candidatura de Jeannette Jara bien pudiera comenzar a tomar fuerza y ganar viabilidad. Aunque sea una candidata que representa mucho más la continuidad que el cambio, Jara personifica mucho mejor esa imagen del pueblo que quiere rebelarse contra la élite que lo abusa y oprime.

Las campañas presidenciales siempre se reducen a un par de narrativas que ordenan las heterogéneas preferencias del electorado. Las razones que llevan a la gente a tomar su decisión sobre por quién votar mezclan factores de largo plazo -como la condición de clase, la religión, ideología o socialización política- con variables de corto plazo, como la percepción económica, su aprobación o rechazo al gobierno saliente, y qué tanto les creen a las distintas candidaturas que compiten por los votos. Si bien hay personas que siempre votan de la misma forma -el voto duro- hay otros que se deciden a última hora y muchos que cambian de posición a medida que van conociendo mejor a los candidatos.

Desde 2009, en Chile siempre ha ganado el mensaje de cambio en las elecciones presidenciales. Después de 4 victorias consecutivas de candidatos de la centroizquierdista Concertación entre 1989 y 2005, los chilenos han votado por un candidato de cambio en la segunda vuelta de la elección presidencial en cuatro contiendas consecutivas. En noviembre de 2025, si la elección vuelve a ser entre una candidatura que representa la continuidad del gobierno de Gabriel Boric y varias candidaturas que abogan por el cambio, lo más probable es que Jeannette Jara salga derrotada y el próximo presidente de Chile sea alguien que promete cambios profundos en los temas que más importan a las personas, como la delincuencia, la inmigración y la economía.

Pero la campaña de 2025 pudiera centrarse en otras prioridades de la gente. Desde hace varios años, las encuestas muestran que la gente está profundamente descontenta con las élites políticas y empresariales del país. La gente cree que la clase política se preocupa de sus propias necesidades y no de lo que la gente necesita. La gente percibe que la élite económica y empresarial del país no juega limpio. Los responsables de los escándalos de corrupción y colusión no son castigados debidamente. Los ricos y poderosos no pagan sus delitos con cárcel, solo son obligados a ir a cursos de ética. Ese descontento popular con las élites pudiera convertirse en el principal campo de batalla de esta campaña electoral. Si eso llega a ocurrir, entonces los candidatos que parezcan representar a la élite tendrán un camino cuesta arriba para ganar la elección. La victoria de Jeannette Jara en las primarias pareció representar la rebelión de los de abajo contra la élite de la izquierda. Mientras los líderes de los partidos tradicionales de izquierda y la élite tecnocrática del gobierno apoyaban a Tohá, Jara se esmeraba en ganarse el apoyo de los sectores populares. Su aplastante victoria fue también la derrota de las élites frente a una candidata que parecía representar a los de abajo.

Es cierto que la narrativa pueblo versus élites pudiera no cuajar. Hay buenas razones para creer que el pueblo pudiera estar más preocupado de la delincuencia y del empleo que de castigar a las élites. Jara sacó una votación apenas por sobre la que obtuvo Daniel Jadue hace cuatro años. Buena parte de su votación se explica por el apoyo minoritario que siempre tiene el Partido Comunista. Si bien es incuestionable que hay mucha gente molesta con las élites, la baja participación en las primarias oficialistas deja en claro que la gran mayoría de los descontentos ni siquiera se molestó en salir a votar. Es más, como fue figura importante en el gobierno de Boric, Jara tendrá problemas para explicar por qué hará en los próximos cuatro años lo que su gobierno no fue capaz de hacer en estos cuatro años.

Pero mientras no sepamos cuál sea la narrativa que defina la campaña presidencial en el segundo semestre, no debiéramos dar por decidida esta elección. Es cierto que las condiciones parecen más favorables para un candidato de oposición que logre enarbolar las banderas de la lucha contra la delincuencia, la inmigración ilegal y la reactivación económica. Pero si la campaña se convierte en una disputa entre el pueblo descontento contra la élite gobernante, entonces la ventaja electoral la tendrán aquellas candidaturas que prometan un cambio que implique el castigo y la derrota de esas élites política y empresariales que la gente culpa por los problemas que afligen al país.

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