
22/04/2025
Hoy el mundo despide a una de las figuras más influyentes en la construcción de la bondad, la esperanza y el servicio.
El Papa Francisco no solo lideró la Iglesia Católica durante más de una década, sino que dejó huellas imborrables en temas como la paz, la justicia social, la defensa de los más pobres y la protección del planeta. Su legado va más allá de lo espiritual: fue un faro ético en tiempos de confusión global.
Una de sus acciones más recordadas fue la publicación de la encíclica Laudato Si’, un llamado urgente a cuidar la casa común. En ella unió ciencia, fe y conciencia social para recordarnos que el medio ambiente y los más vulnerables no pueden seguir siendo ignorados.
En el camino hacia la reconciliación de Colombia, el Papa tuvo un gesto poderoso: reunió en el Vaticano a los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe en medio del proceso de paz con las FARC. Una imagen que trascendió lo político para convertirse en símbolo de búsqueda de diálogo y reconciliación.
Durante su visita a Colombia en septiembre de 2017, beatificó en Villavicencio al monseñor Jesús Emilio Jaramillo, asesinado por el ELN, dignificando el martirio de quienes han sido víctimas de la violencia en el país. Fue un acto de memoria, sanación y reconocimiento que Arauca recuerda como uno de los gestos más cercanos del Papa Francisco hacia este departamento, profundamente golpeado por el conflicto armado.
Francisco también nos deja frases simples y poderosas que calaron en lo cotidiano. A las parejas les dijo: “Peleen todo lo que quieran durante el día, pero nunca se vayan a dormir sin hacer las paces. La guerra fría del día siguiente es peligrosa.”
Así recordamos al Papa Francisco: como un hombre profundamente humano, capaz de acercarse al otro con compasión y coherencia. Doce años de pontificado en los que su voz ayudó al mundo a encontrar resiliencia, incluso en medio del dolor.