05/11/2025
NOVIEMBRE 1985.
LOS DOS MIÉRCOLES QUE ESTREMECIERON A COLOMBIA
Cuando la justicia y la vida quedaron sepultadas en una misma semana.
En la historia reciente de Colombia hay fechas que no se borran. Días que marcaron con fuego y lodo la memoria de un país. Entre el 6 y el 13 de noviembre de 1985, en apenas una semana, Colombia vivió dos tragedias que expusieron su drama político, social y humano: la toma del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero. Dos sucesos distintos, pero unidos por la fatalidad, la desidia y el dolor.
El PALACIO DE JUSTICIA: FUEGO SOBRE LA LEY.
La mañana del miércoles 6 de noviembre, hombres armados del M-19 ingresaron al Palacio de Justicia, en pleno corazón de Bogotá. Su objetivo declarado: juzgar al presidente Belisario Betancur por incumplir los acuerdos de paz. En cuestión de minutos, el edificio se convirtió en un campo de batalla.
Durante casi 28 horas, la sede del poder judicial quedó sitiada. Los magistrados, empleados y visitantes fueron tomados como rehenes. La respuesta militar fue inmediata y brutal. Tanques irrumpieron, se desató un in****no de fuego cruzado y el edificio terminó en ruinas.
El saldo fue devastador: más de 90 mu***os, entre ellos 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y una veintena de desaparecidos cuyas familias aún buscan respuestas.
Las imágenes del Palacio ardiendo en la noche bogotana se grabaron como símbolo de un país en guerra consigo mismo, donde la justicia fue víctima del fuego que pretendía salvarla.
ARMERO: EL PUEBLO QUE DESAPARECIÓ BAJO EL LODO.
Una semana después, el miércoles 13 de noviembre, la tragedia se mudó al corazón del Tolima. El volcán Nevado del Ruiz, que llevaba meses emitiendo señales de alerta, hizo erupción. Nadie imaginó la magnitud del desastre. Una gigantesca avalancha de lodo, piedras y hielo descendió a más de 60 kilómetros por hora y sepultó la ciudad de Armero bajo varios metros de escombros.
En menos de 15 minutos, más de 23.000 personas perdieron la vida.
Entre las víctimas, el rostro de Omayra Sánchez, una niña de 13 años atrapada entre los restos de su casa, conmovió al mundo entero. Su imagen, transmitida en vivo durante horas, se convirtió en símbolo de la tragedia y del abandono. La catástrofe de Armero no solo fue natural, sino humana: la falta de prevención y respuesta oportuna selló el destino de miles de colombianos.
UN PAÍS EN DUELO
Dos miércoles consecutivos, dos tragedias distintas, un mismo sentimiento nacional.
En Bogotá, el fuego devoró la justicia. En Armero, el lodo sepultó la esperanza.
Ambos hechos revelaron las fracturas de un país que aún hoy busca reconciliarse con su pasado: la violencia política, la ausencia estatal, la improvisación frente a la tragedia y el dolor de las víctimas que no han encontrado justicia ni consuelo.
Noviembre de 1985 quedó inscrito en la memoria como el mes en que Colombia lloró por la justicia y por la vida, el mes en que un país comprendió que las heridas más profundas no siempre las deja la guerra o la naturaleza, sino la INDIFERENCIA.
Dos miércoles no para la historia, si no para el olvido.
A.A.M.S
Colaborador periodístico.