26/12/2025
Al observar la parte trasera de la Dama de Elche y compararla con representaciones antiguas atribuidas a la diosa anunnaki Ishtar, surge una similitud inquietante que va más allá del adorno estético. Ambas muestran un volumen posterior prominente, una estructura rígida y simétrica que no parece ornamental sino funcional, como si ocultara o protegiera algo sagrado.
En la Dama de Elche, la cavidad posterior ha sido interpretada oficialmente como un receptáculo ritual, pero desde una lectura alternativa podría representar un puerto simbólico, un punto de conexión entre lo humano y lo divino. En las imágenes mesopotámicas de Ishtar, ese mismo énfasis en la espalda sugiere un dispositivo energético o ceremonial, asociado al poder, la fertilidad y el conocimiento transmitido desde los “dioses”.
El mito anunnaki habla de dioses que descendieron del cielo y dejaron su impronta en distintas culturas, adaptando su imagen según la región. Bajo esta mirada, la Dama de Elche no sería una figura aislada, sino una reinterpretación ibérica de Ishtar, preservando los rasgos esenciales: la simetría sagrada, la carga tecnológica-mítica y el símbolo oculto en la parte posterior.
Tal vez no sea coincidencia que civilizaciones separadas por miles de kilómetros hayan representado a sus diosas con estructuras casi idénticas vistas desde atrás. Para la arqueología cósmica, esto sugiere una misma fuente de conocimiento, un arquetipo ancestral que viajó con los “dioses” y quedó grabado en piedra como un eco de un pasado común.