04/07/2025
Capitanes indígenas, gobernadores y demás indígenas se humillan ante el gigante Canacol por migajas que caen de la mesa.
Explotación de contrapozos en el proyecto Sucre Norte de Canacol genera creciente preocupación en comunidades locales
Tres contrapozos han sido recientemente explotados por la empresa Canacol en la plataforma Zamia, correspondiente al proyecto Sucre Norte, en medio del inquietante silencio de las comunidades aledañas y el temor latente tras los hechos ocurridos días atrás.
Una vez más, los ecosistemas de nuestros territorios son vulnerados en nombre del mal llamado “progreso”, cuyo supuesto beneficio solo alcanza a unos pocos, mientras las consecuencias negativas recaen sobre la mayoría. Según denuncian líderes ambientales, las comunidades indígenas y campesinas de la zona no han sido consultadas de manera previa, libre e informada, como lo establece la ley. Peor aún, sus cabildos guardan un silencio cómplice frente al avance de las operaciones extractivas.
“Los líderes comunitarios, en lugar de alzar la voz en defensa de sus pueblos, hoy callan. Muchos de ellos, cómodos y complacidos, disfrutan de los favores que llegan con estas decisiones, olvidando que su liderazgo les fue conferido por el mandato de sus comunidades”, afirmó un vocero ambientalista, quien solicitó el anonimato por temor a represalias.
Organizaciones sociales advierten que la corrupción y la cooptación de liderazgos ancestrales han pavimentado el camino para que estos proyectos se desarrollen sin la vigilancia social necesaria. “Cuando la corrupción toca a la puerta, algunos abren sin titubear. Se entregan con facilidad a los intereses del poder económico, mientras los verdaderos guardianes del territorio son acallados, perseguidos o excluidos”, denunció la misma fuente.
Particular preocupación ha generado el caso del gobernador del cabildo indígena de Monte Grande, quien, según versiones provenientes de la misma comunidad, presuntamente estaría negociando de forma clandestina una consulta previa con una nueva empresa gasífera próxima a iniciar exploraciones en el territorio. Este tipo de maniobras, lejos de garantizar derechos, los vulnera profundamente.
En este contexto, el panorama es desolador. Mientras los ríos se contaminan, los suelos se agotan y la biodiversidad desaparece, quienes deberían proteger el legado ancestral de sus pueblos actúan como operadores de intereses foráneos. Como dice un viejo refrán popular: "Mucho cacique y poco indio."
Organizaciones sociales y defensores del medio ambiente exigen al Estado colombiano mayor control institucional, transparencia en los procesos y una participación real, efectiva y vinculante de las comunidades en toda iniciativa relacionada con la exploración y explotación de recursos naturales. La dignidad de los pueblos no puede seguir siendo negociada en mesas oscuras ni silenciada con favores personales.