26/11/2025
En Salamanca, Guanajuato, un repartidor de Bimbo se volvió querido por toda la comunidad.
Mientras hace sus entregas, siempre se detiene en las mismas esquinas para alimentar a los perritos callejeros que lo esperan moviendo la cola. No es parte de su trabajo ni busca reconocimiento. Una vecina contó que él mismo compra las croquetas y las reparte con calma, como si cada uno de esos perros fuera suyo.
Con el tiempo, varias personas empezaron a grabarlo y su historia se hizo viral. Muchos lo llaman “el repartidor con alma de oro”, porque en medio de la rutina encontró la forma de ayudar donde más se necesita.
Hoy, los vecinos ya saben que cuando llega su camioneta no solo llega pan… también llega un poco de cariño para quienes no tienen a nadie.