18/07/2025
😔💔 “Una bacteria en un pollo asado de la calle nos arrebató a nuestros dos hijos.”
Jesús y Rosario nunca imaginaron que una cena comprada por comodidad terminaría marcando el peor episodio de sus vidas.
Era 10 de mayo. Rosario, que trabaja como enfermera, salió de turno. Jesús se quedó en casa con sus dos pequeños: Azul, de 5 años, y David, de 3.
Eligieron pedir pollo asado por una aplicación, buscando una celebración sencilla. Pero horas después, todo se convirtió en una pesadilla. 🐔💔
Los niños comenzaron a vomitar. Al inicio, parecía una molestia leve: no presentaban fiebre ni otros síntomas graves.
Jesús también cayó enfermo esa noche, con vómitos y diarrea tan intensos que apenas podía mantenerse de pie.
Sin fuerzas, se quedaron dormidos.
Al volver por la mañana, Rosario encontró a su hijo ya sin vida… y poco después, a su hija.
Los gritos, los intentos desesperados de reanimación… nada los trajo de vuelta. 😢💉
Y lo más doloroso llegó después: una justicia que no investigó, que minimizó todo diciendo que fue “solo una bacteria”, cuando en realidad fueron tres.
Una investigación basada en videos de YouTube.
Una oferta de dinero a cambio de silencio.
Y un establecimiento que siguió operando como si nada hubiera pasado.
“Nos quisieron callar con 400 mil pesos. Pero ni con diez millones me regresan a mis hijos. No quiero cárcel, ni venganza. Solo quiero evitar que alguien más pase por esto”, dijo Jesús, experto con 18 años en la industria alimentaria.
Él incluso ofreció inspeccionar gratuitamente los locales de esa empresa para prevenir otra tragedia.
Rosario carga con la culpa, aunque sabe que siempre dio todo por proteger a sus hijos.
Hoy, lo único que ambos piden es algo tan básico como vital: que la comida que llega a nuestras casas no ponga en riesgo la vida de nuestros niños.
Créditos: Empty Mind