
26/06/2025
Gracias por romperme hasta el punto en que finalmente vi la verdad: no merezco a alguien como tú.
Estaba tan ciega por el amor que sentía por ti, que sin importar cuántas veces mentiste, lastimaste o me traicionaste, me quedé.
Te di cada parte de mí, incluso cuando me tratabas como si no valiera nada.
Justifiqué la falta de respeto, ignoré todas las señales, y me convencí de que amar significaba soportar el dolor.
Hubiera hecho cualquier cosa por ti: sacrificar mi felicidad, mi dignidad, incluso a mí misma... todo porque pensé que valías la pena.
Pensé que algún día lo verías y me amarías de la misma forma.
Pero gracias.
Gracias por demostrarme, una vez más, lo poco que me valorabas.
No porque mereciera ese dolor, sino porque por fin me abriste los ojos.
No merezco que me traten como si fuera desechable.
No merezco el corazón roto una y otra vez, ni vivir cuestionando mi valor, ni cargar con la vergüenza de haber creído que no era suficiente.
Perdí tanto tiempo pensando que tú tenías la clave de mi felicidad, cuando en realidad solo me encerraste en un in****no.
Pero ya no más.
Se acabó rogar por lo mínimo.
Se acabó sacrificar mi paz solo para no incomodarte.
Puede que me hayas hecho pedazos, pero pedazo a pedazo, me estoy reconstruyendo.
Y esta vez, estoy creando una versión de mí que conoce su valor.
Así que gracias.
Gracias por romperme... porque eso me dio la fuerza para levantarme sin ti.
Merezco algo mejor — y ahora, por fin, lo creo.