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                                            CABRONA
 
Me dicen Cabrona.
Alguna vez, hace años, me ofendió que me llamaran así.
Con el tiempo, experiencias, tratos, compañías, fui menos aprensiva con esa molestia que sentía, con esa palabra, Cabrona.
Algunas amigas me pedían algunos consejos, por que les parecía que yo era una cabrona.
Algunos malos entendidos y molestias con otros tantos de mis amigos, por ser cabrona,
Si defiendo mi sentir y pensar. Soy cabrona, si no permito que manejen mi tiempo,
y mi espacio. Soy cabrona.
Si no soy sumisa y abnegada no lo llaman rebeldía me dicen cabrona.
Si me case y divorcie. Fue por cabrona, si me mantengo soltera
dicen, claro, es seguro porque tiene un carácter de la chingada y por cabrona no la aguantan.
Uff y de pronto.
Esa palabra la siento tan perfecta para mi. Pues bien.
Si no aguantar tonterías, infidelidades, maltratos, vulgaridades, desprecios, envidias, malos tratos y sobre todo, el respeto hacia mi sentir y mi pensar, cabrona.
Si cabrona.
Por ser mujer, sola y abrirse paso en la vida, por tomar decisiones buenas
y malas y hacerme responsable de ellas.
Cabrona por querer ver la vida positivamente y levantarme cada mañana por una vida mejor.
Cabrona por que aunque me gustaría tener las cosas fáciles y sencillas,
todo lo he conseguido a base de mi esfuerzo.
Cabrona por no quitarle nada a nadie, para tener algo para mi.
Cabrona por amar mis tiempos de compañía y libertad.
Cabrona por tener un Dios y creencias diferentes a los de demas.
Cabrona por tratar de hablar con claridad y honestidad, por pedir y saber lo que quiere sola o en pareja, y por no quedarse donde no le gusta estar.
En fin.
Cabrona, cabrona, cabrona, si, lo soy, y me encanta.
                                      Posdata
Para amar a una cabrona, se necesitan agallas, se necesita coraje y se necesita paciencia porque sabe lo que quiere, cuando lo quiere y como lo va a obtener.
A una cabrona hay que enseñarle que no estamos buscando el punto débil, ni el defecto, hay que sacarle la bandera blanca a besos, hay que abrirle los brazos, hay que dejarla que se acomode en tu pecho y que diga todas las mentadas de madre que se tragó durante el día, que baje la tensión de sus hombros, que se refugie en tu cuello y cuando baje la guardia amarla por completo.
Hay que saber que no es tu conquista, que quizás tu eres la suya.
Amar a una cabrona es especial, puede ser que en la mañana te despiertes y ella ya no este, amar a una mujer cabrona es complicado.
Sin embargo.
Vale la dicha.
Tomado de la red                                          
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  