11/12/2024
Amiga, esta historia parece sacada de un guion de película porque cada giro me dejó pensando: ¿el universo será fan del drama o solo de los encuentros inesperados?
Hace años conocí a un chico que me tenía con el corazón en la garganta. Hablábamos todos los días, pero entre salidas torpes y mi timidez de aquella época, las cosas nunca despegaron. Yo intenté mantener el contacto, pero un día desapareció. Sin aviso. Sin explicación. Me rompió el corazón, pero seguí adelante. Con el tiempo lo olvidé… o al menos eso creía.
Años después, cuando mi vida ya era otra, ¡me escribió! Quería disculparse por haber desaparecido y explicó que estaba pasando por un mal momento. Me sorprendió, claro, pero decidí que lo mejor era dejar el pasado atrás y seguir mi camino. Lo curioso es que hace unos meses volvió a aparecer, esta vez con una invitación para un café. Yo, en plan digna, acepté.
Amiga, el día de la cita fue un show. Me probé toda la ropa que tenía, nada me convencía, y mi crisis de rosácea decidió hacer su gran debut. Literalmente me miré al espejo y pensé: “¿De verdad voy a salir así?”. Pero luego respiré profundo y me dije: Si le voy a gustar, será por lo que soy y no por cómo me veo hoy.
Fuimos a tomar café y la pasamos increíble. Cada salida después de esa se sentía como un viaje en el tiempo, como si estuviéramos redescubriendo algo que siempre estuvo ahí. Un día, después de varias salidas, me pidió que lo acompañara a una cita médica. Me pareció curioso, pero acepté.
Llegamos al consultorio, y mientras esperábamos, él empezó a revisar su celular y yo estaba distraída con el mío. De repente, suelta: “Así me gustan, grandes, pesados, que se vean imponentes pero no demasiado llamativos…”.
Amiga, me quedé helada. Levanté la vista y, justo frente a nosotros, había un grupo de hombres en traje. Por un segundo pensé que hablaba de ellos. ¡La vergüenza que sentí no tiene nombre! Le pregunté, con voz baja: “¿Qué dices?”. Y él, con una sonrisa burlona, respondió: “Los amuletos que me mostraste el otro día. Me encantan, quiero uno para mí.”
¡Amiga, casi me muero de la risa! Entre nervios y carcajadas, entendí que la conexión que compartimos no solo es especial, sino única.
Y ahora, te lo digo a ti: ¿quieres saber qué “amuletos” tiene la vida para ti? No son objetos, pero las cartas del tarot están llenas de mensajes poderosos esperando ser descubiertos. ¡Reserva tu lectura y déjame ayudarte a conectar con ellos!
Detalles en el primer comentario. ¡Nos vemos en las cartas, amiga!