
05/09/2025
Columna de Opinión | Bogotá y sus Barrios
"NO MÁS OLÉ": UNA VICTORIA PARA LA VIDA Y LA DIGNIDAD
ANIMAL
La reciente decisión de la Corte Constitucional de Colombia de dejar en firme la Ley 2385 de 2024, que prohíbe las corridas de toros y otras prácticas que implican sufrimiento animal, es un hito jurídico, ético y cultural que celebramos con convicción desde Bogotá y sus Barrios, medio comunitario y alternativo que promueve, defiende y respeta los derechos de todos los seres sintientes.
Como medio comprometido con el bienestar animal, aplaudimos que la Corte haya priorizado el respeto a la vida por encima de tradiciones que, aunque catalogadas durante años como "culturales", se fundamentan en la violencia, la sangre y el dolor. La sentencia no solo pone fin a las corridas de toros a partir del año 2027, sino que extiende su alcance a otras formas de maltrato como las corralejas, las peleas de gallos y el coleo.
Entendemos que esta transición implica un desafío para ciertos sectores económicos y culturales, pero confiamos en que el proceso de reconversión laboral y educativa, contemplado durante los próximos tres años, permitirá abrir caminos hacia actividades más sostenibles, empáticas y alineadas con los valores de una sociedad que avanza hacia la paz con todos los seres vivos.
Desde hace años, las comunidades y organizaciones animalistas han alzado la voz para denunciar el sufrimiento de toros, caballos y aves en este tipo de espectáculos. También ha quedado en evidencia la contradicción entre estos actos violentos y el mandato constitucional de proteger la biodiversidad y la vida digna. Por eso, la decisión unánime de la Sala Plena de la Corte, bajo ponencia del magistrado Miguel Polo Rosero, representa un paso firme hacia una Colombia más compasiva y coherente con sus principios.
También celebramos que se haya desmontado el velo de “culturalidad” que algunos sectores usaban como escudo para perpetuar estas prácticas. La cultura, como todo en la sociedad, es dinámica. No se trata de negar las raíces ni las identidades locales, sino de transformarlas cuando estas se construyen sobre el dolor de otros. Una cultura que evoluciona hacia el respeto por la vida es una cultura que progresa.
Nos preocupa, sin embargo, que algunas autoridades aún tengan dudas sobre cómo conciliar esta sentencia con fallos anteriores, como la T-296 de 2013, que exhortaba a Bogotá a reactivar la actividad taurina en la Plaza La Santamaría. Instamos a las instituciones, especialmente al Distrito Capital, a leer el nuevo contexto legal con claridad y coherencia. Hoy, la protección animal no es solo un principio moral, sino un deber constitucional.
Desde Bogotá y sus Barrios, reafirmamos nuestro compromiso con la causa animalista. Rechazamos toda forma de maltrato, explotación y abandono, y exigimos que el Estado, la familia y la sociedad actúen como garantes del bienestar de los animales. La vida no se torea, no se apuesta ni se convierte en espectáculo.
Hoy celebramos que Colombia diga “No más olé”. Y mañana, seguiremos trabajando por un país que le diga sí al respeto, a la empatía y a la vida digna para todos.