07/01/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            Dios no es autoritario
A veces, pensamos en un padre autoritario que impone reglas sin preocuparse por cómo se sienten sus hijos. Pero Dios es diferente. Él nos guía con amor y paciencia, como un buen Pastor cuida de sus ovejas. 
En el Salmo 23:4 se nos dice: “Tu vara y tu cayado me infunden aliento.” Esto significa que la vara no es un símbolo de castigo cruel, sino de cuidado y corrección amorosa. Dios no quiere que le tengamos miedo; más bien, desea guiarnos hacia su buena voluntad.
Romanos 8:15 nos recuerda que “no habéis recibido un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Esto muestra que Dios no nos trata como un tirano, sino como un padre que quiere tener una relación cercana y amorosa con sus hijos.
Dios no es permisivo (negligente)
Por otro lado, un padre permisivo a menudo ignora el pecado y no establece límites. Pero Dios, en su infinita sabiduría, sabe que el amor verdadero también implica corregirnos y guiarnos. Hebreos 12:6 dice: “Porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe por hijo.” Esto no significa que sea duro; su disciplina surge de un amor profundo y del deseo de vernos crecer en justicia.
Proverbios 3:11-12 nos anima a no menospreciar la disciplina del Señor ni a ofendernos por sus reprensiones porque “el Señor reprende a los que ama.” En cada corrección, Dios está presente y nos ama incondicionalmente.
Dios es firme y amable a la vez
La firmeza y la amabilidad pueden ir de la mano; no son opuestas. La autoridad de Dios no disminuye su amor, y su amor no elimina su autoridad. Juan 1:14 dice que Jesús vino “lleno de gracia y de verdad.” Él mostró cómo equilibrar el amor incondicional con límites firmes. Un gran ejemplo es cuando trató con la mujer sorprendida en adulterio; en lugar de condenarla, le dijo: “Vete, y no peques más” (Juan 8:11).
En Deuteronomio 6:6-7, Dios nos da instrucciones claras para los padres sobre cómo criar a nuestros hijos con firmeza y amor. Nos dice: “Estas palabras que te mando hoy estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos…”
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