23/11/2018
Idealismo y Caridad
Si te postulas como candidato para la ejecución de un ideal, no exijas que los otros te sigan o ejecuten las tareas que te propones llevar a cabo.
Acepta la cooperación de cada uno conforme a sus posibilidades.
No esperes más de lo que el otro puede ofrecerte, ni lo compares con lo que tú das.
Cada uno es la suma de sus propias posibilidades.
De ese modo, no asumas compromisos demasiado importantes, que requieran la colaboración de otras personas, a fin de que no sufras frustraciones.
Si la obra crece no lo impidas. Con todo, no impongas trabajos ni exigencias a nadie.
Preserva el buen humor y la cordialidad, de modo que te conviertas en un líder natural que sea amado, y no en la persona desagradable, amarga, que reclama y es difícil de tratar
Para lograrlo, reparte tareas y confía en los que asumieron la responsabilidad.
Si ellos no satisfacen las expectativas, no te irrites. Por el contrario, bríndales estímulo, ayúdalos y ofréceles una nueva oportunidad.
La caridad es luz que fulgura espontáneamente y que, al irradiarse, beneficia sin perturbar. Cosecha la bendición de esa luz a favor de ti mismo, sin fatigarte innecesariamente y teniendo en mente que, aunque desencarnes, el trabajo tendrá que proseguir. Entonces, serás recordado como ejemplo de bondad, envuelto en cariño y añoranzas.
Jesús, el amado Gobernador de la Tierra, poseía recursos incomparables con los que ayudó a todos los que lo buscaron, pero no intentò ocuparse de los problemas que ellos mismos debían resolver.
Y aún hoy nos inspira y ayuda, amparándonos con la bendición del tiempo, que soluciona todos los problemas.
Así pues, vive feliz con tu ideal y haz lo mejor que puedas, sin prisa ni cansancio, disfrutando de la felicidad a modo de paz, que habrás de irradiar hacia todos, lleno de armonía.
Juana de Angelis/Divaldo Franco, libro Momentos de Armonía