
11/07/2025
La historia conmovedora 😿 de Palma ,con un final feliz
En 1974, en el aeropuerto Vnukovo de Moscú, una perra pastor alemán llamada Palma fue separada de su dueña. Iban a volar rumbo a Norilsk. El billete estaba comprado. Todo listo… salvo por un detalle: Palma no tenía certificado veterinario.
Su dueña, tras un breve abrazo, le quitó la correa. Luego se alejó. Sin mirar atrás.
Palma corrió por la pista, como si aún pudiera alcanzarla. Persiguió el rugido del Il-18 hasta que el avión se convirtió en un punto más del cielo.
Y entonces esperó.
Durante días. Meses. Años.
Dormía bajo un remolque, se refugiaba entre los trabajadores, pero nunca dejaba de acercarse a los aviones. Cada vez que uno aterrizaba, corría hasta la escalera, olfateaba a los pasajeros. Como si aún creyera que su dueña bajaría de uno de ellos.
El capitán Viacheslav Valentei la observaba desde su cabina. Palma estaba siempre allí. Fiel, serena, incansable. Un símbolo de algo que los humanos, tantas veces, olvidan.
En 1976, el periódico Komsomólskaya Pravda publicó su historia. Entonces, algo inesperado ocurrió: el antiguo dueño de Palma escribió desde Norilsk. Confirmó que no pudo embarcarla por un problema ocular. Pero no volvió por ella.
Ofertas de adopción no faltaron. Palma ya era famosa.
Finalmente, fue acogida por Vera Kotliarevskaya, una profesora de Kiev. Al llegar, la perra se acercó a la hija de Vera, que dormía. Le lamió la mejilla y le mordisqueó suavemente la oreja. Como si reconociera, al fin, un hogar.
Vera escribió en su diario:
«Un perro muy equilibrado, con un sistema nervioso estable y un profundo apego a los humanos y a su hogar».
En 1988, su historia inspiró la película soviética Atado a la pista.
Palma no sabía de aviones, ni de boletos, ni de pasaportes. Pero sabía lo que es el amor. Y fue fiel a él, incluso cuando no fue correspondida.