Sargento Hector G Bernal

Sargento Hector G Bernal Soy Héctor G Bernal, y para mí, la vida es sinónimo de lucha y perseverancia. Entrenamiento, consultoría y equipos militares para mejorar el éxito de la misión
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Aquí encontrarán un espacio para la motivación, la reflexión y la conexión con un espíritu indomable. ¡Acompáñenme en este camino!

31/08/2025

Quietos ni respiren porque los levantan

28/08/2025

Con mi pierna rota y sin ayuda

El secuestro de 34 soldados no es solo una noticia, es un espejo que nos confronta con una cruda realidad. Hay un punto ...
26/08/2025

El secuestro de 34 soldados no es solo una noticia, es un espejo que nos confronta con una cruda realidad. Hay un punto crucial en el debate público: llamar a las cosas por su nombre no es un mero formalismo, es un acto de honestidad moral. No es "retención", es secuestro. Usar eufemismos para describir actos criminales no los suaviza, los normaliza.
Cada vez que un acto de violencia se disfraza con palabras neutrales, se diluye la gravedad del hecho. Se erosiona la indignación pública. Y lo que es peor, se minimiza el sufrimiento de las víctimas. Detrás de cada soldado secuestrado hay una familia, una historia, un futuro truncado. Su dolor no es una estadística ni un titular, es una herida abierta.
La exigencia no es solo por su liberación, sino por el respeto a su humanidad. Es una exigencia a la sociedad de no aceptar la barbarie como parte del paisaje. Si perdemos la capacidad de indignarnos y de llamar al mal por su nombre, perdemos una parte esencial de nuestra propia humanidad.

26/08/2025

Me propuse salir de la mis3ria en que vivía

24/08/2025

Tras la armadura hay un ser humano

A un Héroe Llamado SansónHoy, el alma de la patria llora la partida de uno de sus más nobles guardianes. Sansón, un past...
24/08/2025

A un Héroe Llamado Sansón
Hoy, el alma de la patria llora la partida de uno de sus más nobles guardianes. Sansón, un pastor belga malinois de corazón tricolor, no fue solo un perro, fue un soldado; un centinela de la paz que caminó nuestros campos sembrados de peligros. Su olfato, más agudo que cualquier tecnología, fue un radar al servicio de la vida, detectando en la tierra lo que manos oscuras quisieron ocultar.
En cada operación, en cada paso por los senderos de nuestra amada Colombia, Sansón llevaba en su ser el espíritu de la lealtad y el coraje de nuestra gente. Él no conocía la duda ni el miedo, solo la entrega incondicional a sus compañeros del Ejército Nacional y a un ideal: proteger la vida de los colombianos. Su valentía es un faro de honor que iluminará por siempre el camino de aquellos que se enfrentan al peligro por el bien común.
El Ejército Nacional lo despidió con la solemnidad que merecen los grandes, reconociendo su labor como la de un verdadero héroe. Su sacrificio no es en vano; es un recordatorio de que la grandeza se encuentra en los actos más puros, en la dedicación silenciosa de quienes, como Sansón, lo dan todo por esta tierra.
Descansa en paz, valiente Sansón. Tu nombre quedará grabado en la historia de nuestra patria, como símbolo de un amor incondicional y un coraje que nos enorgullece. Tu vida fue un escudo para nosotros, y tu memoria, una bandera de honor.

23/08/2025

Se formó un combate por una olla de arroz

No sé con exactitud cuándo la selva dejó de ser un campo de batalla y se convirtió en mi hogar. Fue un cambio paulatino,...
23/08/2025

No sé con exactitud cuándo la selva dejó de ser un campo de batalla y se convirtió en mi hogar. Fue un cambio paulatino, como el crecimiento de las lianas que envuelven los troncos viejos, casi imperceptible hasta que te das cuenta de que ya no puedes moverte sin su abrazo. Durante años, mis manos solo conocieron el peso del fusil, mis ojos solo buscaron el enemigo. La jungla era un lienzo verde donde cada sombra era una trampa, cada susurro un aviso de muerte.
Recuerdo las noches, sentado junto a una hoguera que crepitaba como un corazón nervioso. Los lugareños, con sus voces bajas y temerosas, contaban historias de duendes que se robaban a los niños y de brujas que se convertían en jaguares. Yo me reía, un sonido seco que se perdía en la inmensidad de los árboles. Eran cuentos para ahuyentar el miedo, para darle un rostro a lo que no tenía, o eso creía yo. La selva era un enemigo con miles de caras, pero no tenía alma. O eso creía.
Con el tiempo, mi cuerpo se ha ido cansando. Mis rodillas crujen con cada paso, y mi espalda se resiente con el peso de la mochila. Pero a medida que mi cuerpo se ha hecho viejo, mi mente se ha agudizado, como un cuchillo de caza que se afila con cada uso. Ya no busco enemigos, busco la vida que palpita en cada rincón. La selva ha dejado de ser un mapa para ser un libro sin fin, con historias que se escriben con el viento y las sombras.
Ahora, cuando la noche cae y la bruma se levanta del río como un fantasma silencioso, ya no siento miedo. Siento respeto. Me he dado cuenta de que no soy el amo de este lugar, solo soy un invitado. Mis botas ya no solo pisan la tierra mojada, caminan sobre las historias que la selva susurra. Hay días en los que siento una presencia que me sigue, una sombra que se mueve sin hacer ruido. No es un enemigo, es la selva hablándome, contándome sus secretos más antiguos.
Una vez, durante una patrulla en la parte más profunda y olvidada del bosque, el sol se puso de repente, como si alguien hubiera apagado la luz. El silencio era tan denso que podía escucharlo. Entonces lo vi. No era un animal, no era un hombre. Era un destello de luz verde, como una luciérnaga gigante, que flotaba entre los árboles. No se movía, solo estaba ahí, observándome. Mi instinto me gritaba que sacara mi arma, pero mi corazón me pedía que me quedara quieto. Y lo hice. El destello se desvaneció tan rápido como apareció, dejando un rastro de olor a tierra mojada y a flores salvajes.
Esa noche, no pude dormir. Había visto algo que no podía explicar, algo que no encajaba en ningún mapa ni en ningún manual de supervivencia. Había dejado de ser un soldado para convertirme en un testigo. Y mi testimonio, forjado en la soledad y el silencio de la selva, habla de un mundo donde el miedo se transforma en respeto y la realidad es mucho más grande de lo que nuestros ojos pueden ver.
La selva me ha enseñado que no estoy solo, aunque no haya nadie a mi lado. Me ha enseñado que las historias de los ancianos no son cuentos, son la verdad de un mundo que existe más allá de lo que podemos tocar. Me ha enseñado que, al final, la vida es un misterio que no se puede conquistar, solo se puede presenciar. Y yo, Héctor, el soldado de la jungla, ahora soy solo un testigo de su magia.

23/08/2025

La mujer de la montaña/ una entidad paranormal

Telmo y Lester, perros antiexplosivos que murieron en ataque a helicóptero de Policía en Antioquia.En los cielos de Anti...
23/08/2025

Telmo y Lester, perros antiexplosivos que murieron en ataque a helicóptero de Policía en Antioquia.

En los cielos de Antioquia, donde se libran batallas por la paz de nuestra nación, no solo cayeron hombres de uniforme, sino también dos centinelas silenciosos, de corazón valiente y olfato infalible. Este es un homenaje a la lealtad incondicional y al sacrificio supremo de Telmo y Lester, héroes de cuatro patas de la patria.
​Eran mucho más que perros antiexplosivos; eran guardianes de la vida, compañeros leales que, sin entender de ideologías, sabían que su misión era proteger a Colombia. Con cada paso en el terreno difícil, con cada olfateo en medio del peligro, estaban tejiendo un manto de seguridad para sus compatriotas. En los vientos de guerra, mientras su helicóptero se enfrentaba al fuego enemigo, no huyeron, no dudaron. Cumplieron con su deber hasta el último aliento, ofrendando sus vidas en el sagrado altar del servicio.
​Su muerte nos recuerda que el patriotismo no solo habita en el pecho de un soldado, sino también en el instinto noble de quienes, sin pedir nada a cambio, entregan todo. Telmo y Lester han dejado una huella imborrable, no solo en la memoria de sus guías caninos, que hoy los lloran, sino en el alma misma de la Policía Nacional y de un país que honra a sus verdaderos héroes. Que su sacrificio nos inspire a construir la paz que ellos ayudaron a defender. Su ladrido de valentía resonará por siempre en las montañas de nuestra amada Colombia.

Unidos en el dolor.Amigos, hoy el dolor nos invade, y el luto debería cubrir a todo el país. Luto por la trágica pérdida...
22/08/2025

Unidos en el dolor.
Amigos, hoy el dolor nos invade, y el luto debería cubrir a todo el país. Luto por la trágica pérdida de 12 de nuestros valientes miembros de la Policía Nacional. Luto por las 6 personas civiles que perdieron la vida y los más de 70 heridos en el atroz atentado de Cali.
Hoy, más que nunca, es el momento de unirnos en una sola voz de rechazo. Rechazo a estos actos crueles y cobardes que solo traen dolor y desolación a las familias colombianas. Es hora de levantarnos y alzar nuestra voz para rechazar esta violencia feroz que nos azota.
Reflexionemos sobre lo que somos como nación. Somos un pueblo resiliente, solidario y, a pesar de las adversidades, siempre hemos buscado la paz. Que este dolor no nos divida, sino que nos fortalezca. Que la memoria de las víctimas nos impulse a construir un futuro donde la vida y la tranquilidad sean el único camino.
Unidos somos más fuertes. Unidos, podemos sembrar la esperanza y rechazar la violencia.

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Sargento Hector G Bernal

Instructor Sargento Hector G Bernal

Enfermero de Combate

Experto en Medicina Táctica y Operacional

Conferencista Internacional