28/09/2025
Dios sigue buscando hombres y mujeres como Eliseo: dispuestos a dejarlo todo para seguirle sin condiciones, que no se intimiden ante las amenazas del enemigo y que entiendan que el verdadero poder está en obedecer su Palabra. Eliseo supo que el llamado no admite reservas, que la comunión con Dios da valentía en medio del peligro y que la obediencia sencilla abre las puertas a lo imposible.
Eliseo lo demostró desde su llamado: venía de una familia pudiente, tenía bueyes y nombre, pero al escuchar la voz de Elías no puso condiciones ni buscó garantías. No hubo plan B, su única decisión fue obedecer. ¿Y nosotros? Muchas veces decimos “heme aquí, Señor”, pero seguimos confiando en lo que creemos seguro, como si Dios necesitara nuestros planes de respaldo.
Cuando Siria se levantó contra Israel, Eliseo no se intimidó aunque ejércitos enteros lo rodearan. Él veía lo que los demás no podían ver: los carros de fuego de Dios peleando a su favor. Esa es la confianza de quien sabe que no camina en sus fuerzas, sino en la fidelidad del Señor.
Y cuando Naamán, general del ejército, buscó sanidad, Eliseo no le ofreció un ritual de prestigio ni algo complicado. Solo le dio una instrucción sencilla: sumergirse en el Jordán. Naamán dudó porque esperaba algo más “a su nivel”, casi se va con su lepra. Pero fue la obediencia simple la que lo llevó a la restauración.
👉 La enseñanza es clara: debemos entender que ser cristiano es más sencillo de lo que muchos hacen ver. No se trata de fórmulas complicadas, sino de algo tan profundo y a la vez tan simple: obedecer a Dios.