25/09/2025
Los Factores silenciosos que arruinan tu conversión alimenticia y el margen de ganancia en avicultura.
En la avicultura 🐔🍗🥚🐣moderna, el alimento 🌽representa entre el 65% y el 75% del costo de producción. La conversión alimenticia (CA) no es solo un indicador productivo; es el termómetro económico que mide la eficiencia con la que cada kilogramo de alimento se convierte en carne o huevo. Sin embargo, muchos productores se concentran en factores obvios (enfermedades, calidad del alimento) e ignoran los “asesinos silenciosos” que, día tras día, erosionan sus márgenes de ganancia.
A continuación, se presentan factores críticos, respaldados por evidencia técnica y experiencia de campo, que impactan directamente la CA:
1. Estrés térmico y manejo de consumo: el dilema del mediodía
Forzar el consumo de alimento durante las horas más calurosas del día (temperaturas superiores a 28°C) es una práctica común, pero contraproducente. En condiciones de estrés por calor, el ave activa la termorregulación, un proceso metabólico que desvía energía de la síntesis de proteína y ganancia de peso para disipar calor.
Impacto técnico: El consumo de alimento rico en energía (maíz, aceites) aumenta la producción de calor metabólico (calor de la fermentación y digestión), exacerbando el estrés térmico. Aunque el ave consuma alimento, su eficiencia de utilización de energía (ME:CE) disminuye. Esto se traduce en una mayor ingesta para una ganancia de peso nula o incluso negativa.
Experiencia en granja: Un productor en una zona tropical reportó una CA de 1.70. Al implementar un programa de alimentación nocturna (entre 10 PM y 6 AM) y restringir el consumo al mediodía, su CA mejoró a 1.62, demostrando que el manejo de horarios de alimentación puede ser más importante que la cantidad total de alimento consumido en momentos de estrés.
2. Calidad del agua: el nutriente más ignorado
El agua es, con diferencia, el nutriente más crítico, ya que las aves consumen 1.5 a 2 veces más agua que alimento en condiciones normales. Un ave deshidratada reduce su consumo de alimento, y un agua de mala calidad afecta directamente la salud intestinal y la absorción de nutrientes.
Parámetros clave: Un pH ideal del agua para pollos de engorde debe estar entre 6.0 y 6.8. Valores fuera de este rango pueden afectar la eficacia de desinfectantes y medicamentos, y alterar el equilibrio de la microbiota intestinal. La presencia de sólidos disueltos totales (TDS) por encima de 1000 ppm puede causar diarrea osmótica. El biofilm, una capa de bacterias y algas que se forma en las tuberías, no solo contamina el agua sino que también reduce su flujo, limitando la disponibilidad.
Caso real: En una granja con problemas de enteritis y baja CA, se descubrió que el agua tenía altos niveles de hierro y un pH de 8.2. Tras la instalación de un sistema de acidificación y purificación, la incidencia de problemas entéricos se redujo drásticamente y la CA mejoró en 0.05 puntos.
3. Manejo de comederos: desperdicio invisible y desuniformidad
Un ajuste incorrecto de los platos o líneas de comedero es una de las principales fuentes de desperdicio invisible de alimento, que puede llegar a ser del 3% al 5%.
Puntos técnicos:
Nivel de llenado: Si el plato está demasiado lleno, las aves lo dispersan. Un ajuste ideal mantiene el plato lleno entre 1/3 y 1/2 de su capacidad.
Altura de los comederos: Deben estar a la altura del dorso de las aves para evitar que se suban o coman incómodamente, lo que provoca desperdicio y desuniformidad.
Impacto económico: Un desperdicio del 3% en una parvada de 20,000 aves que consumen 4 kg por ave, significa la pérdida de 2,400 kg de alimento por ciclo. Esto, a un costo de $0.40/kg, representa una pérdida de casi $1,000.
4. Ventilación deficiente y calidad del aire
Una mala ventilación crea zonas con alta concentración de amoniaco (NH₃) y niveles inadecuados de humedad, lo que compromete la salud respiratoria y la eficiencia metabólica de las aves.
Fisiología: El amoniaco es un irritante para las mucosas respiratorias. Concentraciones por encima de 25 ppm causan lesiones en las vías aéreas, predisponiendo a infecciones. Un ambiente con alta humedad y temperaturas fluctuantes activa respuestas de estrés que desvían energía de la ganancia de peso.
Solución: Los extractores sucios, ventiladores mal ajustados o sistemas de túnel con entradas de aire deficientes deben ser revisados. La medición de amoniaco con tubos colorimétricos o medidores digitales es una práctica esencial para monitorear la calidad del aire.
5. Peso promedio vs. Uniformidad: el espejismo de los datos
Un peso promedio alto en la báscula puede ocultar un grave problema de uniformidad. Si las aves más grandes compensan a las más pequeñas, el promedio parece bueno, pero la realidad es que un subgrupo de la parvada está teniendo un bajo desempeño.
Indicador técnico: La uniformidad de peso debe ser un parámetro clave. Se calcula pesando un muestreo representativo y determinando el porcentaje de aves que se encuentran dentro de un rango de ±10% del peso promedio. Una uniformidad por debajo del 80% es crítica y sugiere problemas de acceso a alimento o agua, enfermedades subclínicas o manejo deficiente.
6. Uso irracional de antibióticos y desequilibrio de la microbiota
El uso prolongado o sin fundamento de antibióticos puede alterar la microbiota intestinal, una comunidad de billones de microorganismos esenciales para la digestión, absorción de nutrientes y protección contra patógenos.
Mecanismo: La disrupción de la microbiota (disbiosis) puede reducir la capacidad del ave para digerir fibra y otros componentes del alimento. Esto se traduce en heces húmedas, aumento del consumo de agua y, en última instancia, en una peor conversión alimenticia.
El éxito en la avicultura no solo reside en la calidad del alimento, sino en la meticulosa atención a estos factores de manejo y ambiente. Pequeños ajustes en estas áreas pueden tener un impacto significativo y sostenible en la rentabilidad de tu granja.