09/02/2025
📖 1 Samuel 17:1-58
Cuarenta días. Mañana y tarde, la misma escena. Un gigante avanzaba al frente, golpeaba su armadura de bronce y rugía: “¡¿Dónde están sus valientes?!” Pero del otro lado, nadie se movía.
Goliat no solo tenía fuerza, tenía presencia. Era una muralla de tres metros con una lanza más grande que un poste de madera. Sus palabras pesaban más que su espada, porque antes de vencer con las manos, vencía con el miedo.
Hasta que apareció David. Sin armadura, sin espada… pero con algo que nadie más tenía: la convicción de que Dios nunca pierde.
🔥 Mientras el ejército huía del problema, David corrió hacia él. 🔥
El gigante lo vio y se burló: “¿Acaso soy un perro para que vengas con palos?” Pero David no peleaba con armas humanas, sino con una fe que no negocia con el miedo. Y cuando la fe avanza, los gigantes caen.
Una piedra, un solo impacto. Y el que intimidó a un pueblo entero cayó de cara al suelo.
🔥 Porque cuando Dios pelea por ti, los gigantes no son obstáculos, solo escenarios para su gloria. 🔥