19/09/2025
NO CONFÍEN EN NADIE... La muerte de Carlos Gurrola Arguijo, mejor conocido como Papayita, ha sacudido a todo México luego de que se dio a conocer que la causa del fallecimiento sería envenenamiento debido a una "broma" que le realizaron al hombre en su trabajo. La familia del occiso pide justicia y las autoridades ya investigan el caso.
Papayita era un hombre de 47 años que trabajaba como empleado de limpieza de un supermercado ubicado en Senderos de Torreón. Sin embargo, jamás se esperó que en este trabajo ocurriría una "broma" que lo llevaría a perder la vida. Cabe señalar que el hombre estuvo internado en la Torre de Especialidades de la Clínica 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
IMAGINA SER CARLOS GURROLA.
Imagina crecer en un hogar humilde, con tu madre enferma y tu padre perdiendo fuerzas en sus últimos años. Imagina que, siendo apenas un adolescente, entiendes que tu lugar no está en los juegos de la juventud, sino en ayudar en casa, en sostener lo poco que hay con lo mucho que no tienes.
Imagina levantarte cada día antes del sol para trabajar en limpieza. Imagina pedalear tu bicicleta con orgullo porque, aunque sea sencilla, representa tu independencia y tu esfuerzo. Imagina guardar tu comida con ilusión, porque después de una larga jornada, ese es el único premio que tienes para ti mismo.
Imagina soñar, aun con las dificultades, con darle a tus padres una vida más digna. Imagina ahorrar peso a peso para que nunca les falte un medicamento, una consulta, una sonrisa. Imagina que tus compañeros, en lugar de valorar tu entrega, tu silencio, tu bondad, decidieran convertirte en blanco de sus “bromas”.
Primero te esconden el celular.
Luego te roban la comida.
Un día te encuentras las llantas de tu bicicleta ponchadas.
Y todos ríen. Todos lo llaman “chiste”.
Imagina aguantar, callar, no responder. Porque piensas que quizá, algún día, dejarán de hacerlo. Pero no lo hicieron.
Imagina que un día cualquiera, alguien decide ir más allá: poner desengrasante en tu bebida. Imagina tomarlo sin saberlo. Imagina el dolor, la desesperación, los 19 días en un hospital luchando entre la vida y la muerte. Imagina cómo tu cuerpo se va apagando mientras recuerdas los sueños que aún no habías cumplido.
Imagina que todo esto te ocurre a ti.
Imagina que tu nombre es Carlos Gurrola.
La violencia disfrazada de bromas terminó con tu vida.
La indiferencia hacia la salud mental apagó tus sueños.
La crueldad cotidiana de los adultos normaliza en silencio lo que aprenden los más pequeños.
Carlos ya no está. Y hoy, su ausencia nos recuerda que la violencia nunca es un juego.
¡JUSTICIA PARA CARLOS!