10/09/2025
Cerriteño Al día Nos comparten la siguiente información.
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El Cerrito a oscuras: cuando los acuerdos brillan más que las luminarias
El Cerrito, Valle del Cauca, atraviesa un golpe silencioso pero demoledor. La empresa de Unión Temporal Alumbrado Público El Cerrito, que venía prestando un servicio eficiente y proyectaba más de 130 nuevos puntos de expansión de luminarias LED para el 2025, ha visto truncados sus planes. ¿La razón? El famoso Artículo 25 de 2023 del Estatuto Tributario Municipal, esa “modificación craneada y pulida” por la actual administración que, en lugar de beneficiar a la comunidad, favoreció a un poderoso emporio azucarero.
La consecuencia es clara: menos ingresos para la empresa, menos luminarias para los barrios y veredas, y un municipio que retrocede cuando ya había dado pasos firmes hacia la modernización.
Barrios y veredas que se quedan en la penumbra
En los barrios urbanos San Rafael, Cincuentenario, Bellavista, Nuevo Municipio, El Rosario, Chapinero, Villa Cariño, El Centro, La Estrella, Coincer, Santa Bárbara y Villa del Carmen, el sueño de contar con iluminación LED deberá esperar.
En el sector rural, comunidades como El Castillo, San Isidro, Santa Elena, Campo Alegre, El Pomo, Amaimito, Auji, Carrizal, El Rosario y Guacanal también quedarán a oscuras los sectores donde se carece de este vital servicio, pese a que ya estaba proyectada la modernización del sistema obsoleto de sodio a la nueva tecnología.
El mensaje es duro: lo que parecía progreso se convierte en atraso.
La navidad sin luces
Quizá lo más doloroso sea que El Cerrito no tendrá alumbrado navideño en 2025. Esa tradición que une familias, que atrae visitantes y que le da orgullo al pueblo, quedará suspendida. Y, como si fuera poco, surge el discurso de un “colaborador azucarero” que promete encargarse de la iluminación festiva. Pero todos se preguntan: ¿a cambio de qué? Porque en política nada es gratis, y menos cuando se trata de gigantes económicos que saben mover sus piezas.
El trasfondo real
Lo que parece un simple ajuste tributario es en realidad una jugada de poder. El gran beneficiado no es el ciudadano común, sino un emporio azucarero que ya tiene demasiado poder económico y que ahora suma privilegios tributarios. Fuera de ser uno de las mayores productores de energía en nuestro país.
La administración municipal, que en campaña se vendió con promesas de desarrollo, termina traicionando a la gente con “acuerdos poco recomendables” y, según los rumores, con préstamos non santos que condicionan la agenda pública.
Las consecuencias de apagar la luz
1. Seguridad en riesgo: más calles oscuras son más oportunidades para la delincuencia.
2. Retroceso tecnológico: mientras el mundo migra a sistemas LED, El Cerrito queda atado a lámparas de sodio caras y contaminantes.
3. Abandono rural: las veredas más olvidadas seguirán esperando por un servicio digno.
4. Golpe a la identidad: sin alumbrado navideño, se pierde un espacio de unión cultural y comunitaria.
No es solo un tema de números, es un retroceso en calidad de vida.
¿Hacia dónde va El Cerrito?
La gran pregunta es inevitable: ¿para dónde va el municipio? Hoy se apagan aproximadamente 130 proyectos de luz, pero mañana, ¿qué más se pondrá en pausa? La comunidad siente que sus necesidades no son prioridad, que su bienestar puede sacrificarse en favor de acuerdos económicos donde unos pocos deciden y todos pagan las consecuencias. No todo puede ser “rumba” con dineros públicos cuyas ganancias se van a parar a los bolsillos de los que menos están interesados en que El Cerrito marque definitivamente una ruta de progreso y desarrollo.
El reto ciudadano
El Cerrito no puede quedarse callado. Es momento de que:
• Los líderes comunales defiendan sus barrios.
• Los jóvenes comprendan que la política sí afecta su vida diaria.
• Los empresarios honestos se opongan a monopolios disfrazados de filantropía.
• Los medios locales investiguen y no se conformen con comunicados oficiales.
Una metáfora clara
El alumbrado no es solo luz: es símbolo de presencia estatal y de dignidad comunitaria. Cuando se apaga, lo que realmente se oscurece es la confianza en el futuro y en la administración. El mensaje que recibe la gente es cruel: “ustedes no importan tanto como los intereses de unos pocos”.
Preguntas que queman
¿Por qué se sacrificó la expansión del alumbrado por un emporio azucarero?
¿Quién gana realmente con el Artículo 25 de 2023?
¿Qué tan transparentes fueron los acuerdos detrás de esta modificación tributaria?
¿Hasta cuándo se permitirán promesas de campaña que terminan en traiciones políticas?
La última palabra
El Cerrito está en una encrucijada. Puede resignarse a la oscuridad o levantarse para exigir decisiones que realmente lo representen. Porque una ciudad sin luz no es solo una ciudad en penumbras: es una ciudad con la esperanza apagada.
El futuro no puede depender de favores privados disfrazados de generosidad. El Cerrito merece un alumbrado moderno, seguro y digno, fruto de políticas públicas responsables, no de acuerdos ocultos.
Que no se nos olvide: el verdadero alumbrado no es el navideño, es el de cada noche que le recuerda a la comunidad que existe, que importa y que merece caminar sin miedo. Y hoy, ese derecho está en riesgo.