11/11/2025
Un día, una obra de Débora Arango
🎨🌟
Iniciamos este recorrido de homenaje hoy 11 de noviembre, día del nacimiento de Débora Arango y lo concluiremos el 4 de diciembre, cuando se cumplen 20 años de su muerte: 24 días, 24 momentos, 24 obras para mirar de frente a la artista y a su tiempo sin repetir los lugares comunes. No haremos “Débora desde Débora” ni la reduciremos al cliché de la marginada heroica. Propondremos, más bien, una lectura que cruce biografía, ciudad e historia, en la que cada obra funcione como excusa crítica para pensar la experiencia que la hizo posible (pueden ver la nota completa en nuestra biografía).
Día 1, noviembre 11. El Retrato de mi madre, 1931.
Este retrato nos abre la puerta a los orígenes de María Débora Elisa Arango Pérez: Medellín, 11 de noviembre de 1907, octava de 14 hermanos, criada en un hogar tradicional pero sorprendentemente liberal para la Antioquia conservadora de comienzos del siglo XX. En la figura de Elvira Pérez se condensa el respaldo íntimo que permitió a Débora convertir la fragilidad de su salud —el paludismo infantil— en tiempo y disciplina para la pintura. En el Colegio María Auxiliadora, con la hermana italiana María Rabaccia, aprendió a preparar lienzos, a manejar el color y, sobre todo, a tomarse en serio la vocación: su “expresión pagana”. Este núcleo doméstico, afectuoso y respetuoso de su deseo de ser artista, compensó los límites sociales que reservaban a las mujeres la vida religiosa o el hogar. Desde aquí nace el temple de una joven que, sin renunciar a su fe, desbordará los moldes estéticos y morales de su tiempo. El siguiente retrato, el de su padre, prolonga esta escena fundacional.
Publicación realizada de manera colaborativa entre El Envigadeño y Sara Fernández Gómez, historiadora, doctora en Filosofía, estudiosa de la obra de Débora Arango y actualmente coordinadora de investigaciones de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia.
La imagen fue tomada del catálogo del Museo de Arte Moderno de Medellín.