10/05/2025
| Filandia, la colina iluminada del Quindío, atraviesa una etapa crucial. Mientras su belleza natural y su vocación turística siguen siendo orgullo regional, la política local parece anclada en viejas prácticas. Es hora de una renovación que vaya más allá de los nombres y partidos tradicionales: Filandia necesita líderes jóvenes, empoderados y libres de los vicios políticos que han frenado su verdadero desarrollo.
Los jóvenes de Filandia ya no son espectadores. Hoy, muchos están mejor preparados, conectados con el mundo, y comprometidos con el bienestar colectivo. Sin embargo, su participación política aún es limitada, en parte por el desencanto hacia una clase dirigente que ha repetido fórmulas clientelistas y promesas vacías.
Un liderazgo joven no solo implica una cuestión de edad, sino una nueva forma de hacer política: con transparencia, innovación y una visión sostenible del territorio. Necesitamos líderes que escuchen, que construyan con la comunidad y que entiendan que el servicio público no es una plataforma de beneficios personales, sino una herramienta de transformación social.
La tarea es urgente. La población joven debe organizarse, formarse y ocupar espacios de decisión. Desde los consejos de juventud hasta las listas al concejo y la alcaldía, es tiempo de dejar atrás el miedo y tomar la palabra. No se trata de una lucha contra los mayores, sino de una alianza intergeneracional donde el futuro no se imponga, sino que se construya con coherencia, ética y esperanza.
Filandia no puede seguir postergando su oportunidad de cambio. En sus jóvenes líderes está la clave para un nuevo comienzo, uno donde la política deje de ser un obstáculo y se convierta en el motor del desarrollo local.
Por: Edward Andrés Mejia Aguirre