29/08/2025
Cristina Duncan y Luisa Villa Meriño
Cuando el lector o la lectora abra este libro se encontrará con dos voces desgarradoras. Aunque estemos ahitos de de angustias, es necesario que estas sean nombradas con las maneras del decir poético. Cristina Duncan en "Quince heridas, dos cicatrices, tres consuelos. Veinte relatosde una testigo no siempre accidental" se ubica en la frontera entre el arte y el testimonio, entre la estética y la ética. Su brutal honestidad conmueve, incomoda y obliga a mirar aquello que muchas veces se prefiere ignorar: la violencia sexual como estructura persistente en nuestras sociedades. La poesía, en este caso, no embellece, sino que resiste desde la verdad brutal de una voz que no debió haber sifo silenciada. No hay metáforas en la poética de Cristina Duncan que amortigüen el golpe de las palabras. El efecto de esa austeridad formal es el de una violencia contenida en el testimonio mismo.
Juramento hipocrático
Matarlos a todos
a los gais, a los guerrilleros
a los retrasados mentales
dice el médico de mi mamá.
Ha terminado por atenderla aquí en casa
dado el deterioro progresivo
que causa su enfermedad.
Es una gentileza de su parte.
Tanto se deteriora mi madre
que las visitas se hacen largas
van y vienen cháchara, risas, confidencias
hasta viajes.
Alguna vez me contó
que mataba transeúntes noctámbulos
con sus compañeros de facultad
con un auto, con dos, con cuatro.
A veces me visita después de su jornada laboral.
La última vez trajo su nuevo Mercedes Benz
me pide que deje abierta la puerta
para vigilarlo.
Luisa Villa Meriño en "Tratado sobre las brujas" ofrece poemas de encierro, desposesión y memoria. La voz poética se halla en una suerte de cautiverio físico y simbólico, desde donde se construye una escritura temblorosa pero desafiante. La irrupción de los nombres en el el poema: Palmira, Jorgina, Prudencia, Inés, Judith...introduce una ranura por donde entra la memoria amorosa, el mito personal, el deseo de retorno o salvación. El poema en Luisa Villa dibuja una tensión que hace de la poesía un campo de resistencia.
Desvanecimiento
Una mujer llena sus bolsillos
de huevos blancos
y se protege tirándose al agua,
comparte tormentos con los peces:
ser estrangulada por el viento,
magullada por el pico de un arcángel,
asfixiada por la tierra;
y el miedo al abandono más grande:
su madre se canse de salvarla
y quede a cargo de su loca marea.
A mi madre