
21/04/2025
“La Ruta de la Empanada”
Desde el norte cálido de México hasta el frío austral de Argentina, hay un hilo invisible que une a Latinoamérica: la empanada. No es solo masa y relleno; es historia, cultura y sabor, envueltos en una media luna dorada.
México: el inicio con picante y sazón
La travesía comienza en México, donde la empanada se vuelve dulce o salada, y a menudo se fríe en aceite caliente. Aquí, puede llevar guisos como tinga, rajas con queso o incluso piña con canela. En los mercados de Oaxaca, la empanada se hornea en comal y se rellena con quesillo y mole, una mezcla explosiva de tradición.
Centroamérica: el puente del maíz
Al cruzar hacia Guatemala, El Salvador y Honduras, la empanada adopta el sabor del maíz, muchas veces con relleno de frijoles, carne o papa. En cada puesto callejero, una abuelita ofrece con orgullo su receta familiar. En Nicaragua, las empanadas rellenas de plátano maduro con queso son un desayuno cotidiano.
Colombia y Venezuela: la fusión de sabores
En Colombia, las empanadas se fríen en aceite y se rellenan con carne, arroz y papa, y siempre van acompañadas de ají casero. En las calles de Bogotá, es común ver estudiantes con una empanada en una mano y una Pony Malta en la otra. En Venezuela, la empanada de cazón en la costa o de queso en los Andes, hecha con masa de maíz, es desayuno obligatorio.
Ecuador y Perú: identidad andina
En Ecuador, la empanada de viento es un clásico: queso fundido dentro de una masa inflada espolvoreada con azúcar. Crujiente y dulce, se disfruta con café o chocolate caliente. En Perú, aparece en las panaderías limeñas con relleno de carne, aceitunas y huevo duro, mostrando la influencia hispana pero con sabor local.
Bolivia y Chile: tradición al horno
En Bolivia, la salteña es la reina: jugosa, con caldo en su interior y difícil de comer sin ensuciarse. En Chile, la empanada de pino —rellena de carne, cebolla, huevo duro, aceituna y pasas— se hornea y es infaltable en las Fiestas Patrias.
Argentina: el destino final y la consagración
Y llegamos a Argentina, donde la empanada es casi religión. Cambia según la provincia: en Salta, con papa; en Tucumán, jugosa y pequeña; en Mendoza, con aceitunas y comino. Cada región tiene su festival, su técnica de repulgue y su orgullo. Acompañada de vino o un mate, la empanada argentina no es solo comida: es símbolo de hogar.
Un continente, una empanada
Así es la empanada: una receta milenaria que cruzó océanos y encontró en América una nueva vida. Es la misma idea, pero con mil acentos, colores y sazones. En cada mordisco hay historia, y en cada empanada, un pedazo de nuestra identidad latinoamericana.