
02/10/2024
❞𝑬𝒍 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒕𝒂𝒔❞
En la Inglaterra victoriana, en el año 1872, vivía Lady Eleanor Kensington, una joven noble conocida por su belleza etérea y su espíritu encantador. A pesar de pertenecer a una familia aristocrática, Eleanor despreciaba las estrictas normas sociales y anhelaba una vida más libre, lejos de los matrimonios concertados y las fiestas de alta sociedad. Era una amante de la literatura y de los jardines silvestres, donde a menudo escapaba para soñar despierta.
Un día, mientras paseaba por los jardines del vasto terreno de su familia, Eleanor conoció a Thomas Grey, un humilde pintor que había sido contratado para restaurar los frescos del viejo invernadero. A pesar de sus diferencias de clase, ambos sintieron una conexión inmediata. Thomas, con su mirada apasionada y manos manchadas de pintura, le hablaba de la vida bohemia en Londres, de la libertad artística y de la belleza que encontraba en lo cotidiano. Eleanor se sintió cautivada por su visión del mundo.
Los encuentros entre ellos se hicieron más frecuentes, primero en los jardines y luego en lugares secretos de la mansión. Bajo el amparo de la luna, compartían sus sueños y deseos. Eleanor se enamoró perdidamente de Thomas, y él de ella. Sin embargo, ambos sabían que su amor era imposible. La familia de Eleanor jamás permitiría que una noble se casara con un hombre de tan baja condición.
El destino se tornó cruel cuando el padre de Eleanor anunció que había arreglado su matrimonio con el vizconde Edmund Harrow, un hombre frío y distante, pero influyente en la corte de la reina Victoria. Desesperada, Eleanor le rogó a Thomas que huyeran juntos a América, donde podrían empezar una nueva vida. Thomas, aunque lleno de dudas por su situación económica, aceptó el plan, dispuesto a sacrificarlo todo por amor.
La noche de su huida, una terrible tormenta azotó la campiña. Eleanor, vestida con un simple abrigo y cargando una pequeña maleta, corrió al lugar de encuentro junto al río. Esperó bajo la lluvia torrencial, pero Thomas nunca llegó. Lo que Eleanor no sabía era que su padre había descubierto sus planes y, en un acto de venganza, mandó a sus hombres a detener a Thomas, quien fue golpeado brutalmente y encarcelado.
Al amanecer, Eleanor, empapada y desconsolada, regresó a la mansión solo para encontrar una carta de Thomas, escrita antes de ser capturado, en la que le confesaba su amor eterno y le prometía que algún día estarían juntos, aunque fuera en otro mundo.
El corazón de Eleanor nunca volvió a ser el mismo. Obligada a casarse con el vizconde, vivió una vida de tristeza y resignación. A menudo, se la veía paseando sola por los jardines, donde las violetas, las flores favoritas de Thomas, crecían en abundancia. Con el tiempo, su salud se deterioró, y se decía que su alma se había roto el día que perdió a su verdadero amor.
Años después, tras la muerte de Eleanor, su cuerpo fue enterrado bajo las violetas de su jardín, el mismo lugar donde había conocido a Thomas. En su tumba, alguien dejó una pequeña nota firmada solo con la inicial "T", lo que avivó rumores de que Thomas, tras haber escapado de prisión, había regresado a verla una última vez.
Y así, el amor de Eleanor y Thomas quedó atrapado en el tiempo, una tragedia victoriana que susurraba entre las flores del jardín, donde sus espíritus vagaban eternamente, unidos por el amor que ni la muerte pudo romper.