07/07/2024
El divorcio es paciente, va llenando con microfensas una bolsa que va ocupando espacios en el trastero del alma, lista para desbordarse con todo lo que tiene adentro.
se comporta como una computadora vieja, que nos hace más lentos hasta que nos extraviamos. Comenzamos a buscar soluciones fáciles, limpieza superficiales. Perdemos el orden y no sabemos dónde hemos guardado lo importante. Navegamos sin filtros y dejamos que se cuelen virus y espías. Llega un momento en que hay tanto desorden que le ponemos claves, comprimimos memorias, pero nos empeñamos en guardar documentos inútiles, reduciendo los espacios: guardamos carpetas dentro de otras con nombres extraños, en las que amontonamos archivos inservibles, fotos, recuerdos borrosos, cuentas en rojo, historiales de búsqueda vergonzosos. Llega el momento en que nos provoca borrar Su contenido y restaurarla, o simplemente apagarla y comprar un equipo nuevo. Así andamos, creyendo que las relaciones son Souvenirs, productos desechables salidos de un laboratorio de pruebas, se nos hace más sencillo tirar que componer. Nada es para siempre, pero lo que cuidas dura más. El matrimonio es una joya de diario mantenimiento, Y es tu responsabilidad cuidarlo. Nadie, sino tú, puede hacerse responsable de darle brillo. Un matrimonio que se ha golpeado en el alma necesita cirugía celestial; no hay enfermedad que no se pueda extirpar si hay amor, si se pone en las manos del médico de médicos. Claro que da miedo entrar al quirófano para que nos abran el pecho, Incluso si lo hacemos para sacarnos de allí.