04/10/2025
🌿 Homenaje a los Franciscanos Menores Renovados
Una crónica desde la vereda El Chuscal, municipio de La Ceja, Antioquia
En lo profundo de las montañas antioqueñas, en la vereda El Chuscal del municipio de La Ceja, habita una comunidad que vive el Evangelio con la radicalidad y la sencillez del testamento de San Francisco de Asís: los Franciscanos Menores Renovados.
Allí, el ruido del mundo moderno parece desvanecerse para dar paso a una vida marcada por la humildad, la fraternidad y la fe. Estos hombres, con sus votos verdaderos de pobreza, castidad y obediencia, han elegido seguir al pie de la letra las enseñanzas del “poverello de Asís”.
Una pobreza que es riqueza
Lejos de los lujos y las comodidades, los franciscanos viven de la caridad y confían plenamente en la abundancia de Dios. Nunca les falta el alimento diario: la providencia se manifiesta en cada día y en cada mesa compartida. Sus hábitos, remendados una y otra vez, son testimonio de sencillez y dignidad, pues reflejan que no necesitan de la moda ni de las apariencias para sentirse hijos de Dios.
No poseen sandalias costosas ni ropas elegantes, pero sus pies descalzos hablan del andar libre, sin ataduras materiales, en un mundo que a menudo se pierde en la ansiedad del consumo. Tampoco tienen neveras ni electrodomésticos; basta un fogón de leña sencillo y una huerta viva para proveer lo necesario. En esa austeridad, sus rostros brillan de alegría y sus ojos transmiten la paz de quien ha comprendido que la verdadera felicidad está en lo esencial.
Fidelidad y obediencia
Sus votos de castidad son la expresión de una fidelidad total a su matrimonio con la Iglesia. De esa entrega brota un amor profundo a la alianza sagrada con Dios.
Su obediencia se fundamenta en el Evangelio que San Francisco dejó como testamento: predicar no solo con palabras, sino con la vida misma. Ellos anuncian el amor de Dios sin distinción de raza, credo ni condición social, recordándonos que con Él el camino se hace más ligero y sin Él más difícil de recorrer.
Lecciones para el mundo de hoy
Son hombres, y como todo ser humano enfrentan crisis y angustias. Pero al no tener apegos materiales, sus cargas son más llevaderas. La vida se convierte en un sendero ligero, sostenido por la fe y la confianza en Dios.
He tenido la fortuna de convivir con ellos, y puedo dar testimonio de cómo su ejemplo fortalece en los momentos de dificultad. Ellos me enseñaron que la verdadera riqueza está en las pequeñas cosas: en lo simple, en lo que no tiene precio material, pero se graba para siempre en el alma y el corazón. Porque lo material se desgasta, se pierde o se acaba; pero lo invisible, lo que nace del amor y la fe, permanece eterno.
Gratitud y reconocimiento
Hoy, desde este homenaje, elevo mi gratitud a los Franciscanos Menores Renovados de El Chuscal:
Fray Francisco, Fray Bernabé, Fray Oseas, Fray Jaime, Fray Mariano, Fray Josué, Fray Ignacio y Fray Felipe.
Gracias por recordarnos, con su vida y su paz, que la verdadera felicidad no está en lo que se posee, sino en lo que se comparte y en lo que se entrega con amor.
Paz y Bien. ✨🌿
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