
14/06/2025
Cuando todo empezó, me hiciste tuyo
con una sonrisa que exudaba el aliento
que me llevó a hacerte mi deseo
más ferviente, el más dulce y oculto.
Bastaba tu mirada para que el desvelo
me hiciera su prisionero en tu nombre.
Eras quien que se sueña, mas no se tiene,
eras el anhelo que llenaba mis noches.
Eras lo que se ofrece, más nunca se da:
dulce desconocida, seductora ferviente
inalcanzable sombra pálida del anhelo.
Después hallé en ti a la que me amaba
con un verso, con una palabra,con el alma;
mas, aunque intensa, no era como la primera
a quien conocí, porque ella era mía, y aquella
siempre fue la que era para los demás.
Con los días, perdí a mi Silueta de Luna,
mi Corazón de Luna Creciente,
-silencio de versos que presienten
que la noche de pudores se desnuda-,
y sólo quedó aquella que me quema
el ansia cada noche que, en mi soledad,
muerdes con la boca que ahora quiero
que me brinde la anhelada inmortalidad,
¡ésa que se me niega, pero que ahora solo
es la única que cada noche puedo mirar!
Ésa que nunca será mía,
la que me hace extrañar
a quien se me fue un día.
Ésa que duele tanto amar…
𝕷𝖚𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝕺𝖈𝖙𝖚𝖇𝖗𝖊
𝕷𝖚𝖓𝖆 𝕹𝖚𝖊𝖛𝖆
Letras Góticas
Paul Raven