18/09/2025
Vuela en Silencio.
Hoy vi una paloma volar.
Se acercó a la ventana,
pero no quiso hablar.
Su mirada era profunda
y reflejaba el brillo de una estrella negra.
Un ala rota parecía contar
la historia de un pasado trágico,
pero seguía en silencio.
La pregunta que le había planteado al inicio
rebotó contra el viento,
regresando a mis oídos
sin una respuesta clara.
La paloma seguía en silencio,
solo me miraba desconcertada.
Pero había algo más…
un indicio de melancolía,
un daño ocasionado por el vuelo
entre atardeceres y tormentas.
Y la pregunta seguía sin respuesta,
pero ella no se iba.
Seguía ahí,
posada en la orilla de la ventana.
Entonces le dije:
—Por última vez… dime, ¿por qué no te quedas? No te vayas.
Creí ver una lágrima
recorriendo su blanco y suave plumaje.
Y entonces,
la sabia paloma abrió sus grandes alas,
una de ellas herida y aun fragil…
y así emprendió el vuelo.
La paloma quedó en silencio.
Surcando los cielos sin un destino claro pero audaz.
Un sentimiento de tristeza
se clavó en mi pecho,
y la misma lágrima
que rodaba por su plumaje
continuó en mi mejilla, cayendo…
Con ella se fue también la esperanza
de algún día emprender un vuelo alegre.
En su lugar, las nubes pintaban grises y solitarias.
Y entonces, entre sollozos alce la voz...
Vuela, paloma mía.
Vuela.
Y cuando vuelvas trae contigo la solución para nuestro dolor.
Y si no te volviese a ver, entonces... Deberiamos elegir de una vez nuestra ansiada y resignada libertad.
— 𝑬. 𝑮. 𝐇𝐨𝐥𝐥𝐨𝐰
𝐀𝐧𝐚 𝐊𝐞𝐧𝐞𝐭 𝐏𝐞𝐫 𝐍𝐨𝐞𝐬𝐢𝐧