31/08/2025
Las Identidades o Identidad de Moniquirá
Por: Juvenal Nieves Herrera
La identidad de un pueblo (micropolis), un municipio, un territorio, una región, una provincia, un país, tiene que ver con sus características, elementos, historia, patrimonio, gastronomía, costumbres, creencias, culturas, hábitos que expresen el sentir de sus pobladores o, de igual manera con el clima, los paisajes, el territorio, el ambiente que presenta la región, la arquitectura, el espacio como un lugar típico o diferente a los demás.
Las identidades o identidad tienen su antagónico que es la diferencia con otros u otras regiones, culturas, hábitos, costumbres y en ello, se tipifica la identidad que define para sí y los demás lo que es diferente y a su vez diverso y lo representa en el tiempo y en el espacio.
En Colombia hay pueblos y regiones que hacen gala de sus expresiones culturales o de sus entornos geográficos para invitar a turistas, investigadores o simplemente a sus mismos habitantes a vivir gratificados con su lugar de origen, convirtiéndose en los anfitriones de cientos o miles de visitantes que desean conocer, pasar un momento de relax o compenetrarse por días en la indagación ancestral de la cultura, de la forma de vivir de los coterráneos, de establecer cómo han garantizado unas tradiciones que continúan identificando a sus pobladores y la región con unas especificaciones de las cuales muchos hablan y defienden.
Moniquirá que fue cantón e hizo parte de la Provincia de Vélez y posteriormente desde 1826 perteneció al Estado Soberano de Boyacá. Referimos esta reseña por ser básica en los desarrollos que le permiten asumir rasgos de identidad o perder los que había logrado con la pertenencia a la Provincia de Vélez.
Las costumbres y ciertas características inocultables e imborrables le dan más cercanía con los pueblos de la Provincia de Vélez en Santander que con los propios de comarcas boyacenses limítrofes de su territorio.
La música, el baile, el folclor, los trajes típicos que subsisten en Vélez y sus municipios vecinos, por el lado de Moniquirá prácticamente se perdieron cuando debían haberse mantenido. No obstante por razones que el tiempo mismo han negado, esos aspectos claves que le darían identidad a Moniquirá, lamentablemente no se tienen.
La música y las danzas vernáculas, se colocaron a prueba del proceso, que amerita buscar una explicación de la ruptura en su continuidad. En los siglos XIX y XX hasta la década del sesenta aproximadamente, se tocaba, se danzaba, pero a la vuelta de la esquina, prácticamente desaparecieron como manifestaciones culturales amplias y masivas. Escasos ejercitantes se mantienen sin mayor visibilidad. De otra parte, surgen propuestas alternativas apoyadas por las administraciones locales, las secretarías departamentales de cultura y el Ministerio del ramo, con la creación de escuelas de música y danzas que vienen comprometiendo a los niños y jóvenes en sus aprendizajes que los han formado como ejecutores, vinculándolos con orquestas, sinfónicas y en los proyectos personales y profesionales de la vida misma; lo que con una visión prospectiva, pueda generar un movimiento musical con creatividad e innovación que se posesione en la provincia y a nivel nacional.
En cuanto a los trajes típicos hasta los años 60 los campesinos moniquireños, mantuvieron su vestido informal de sombrero, ruana o poncho, camisa de manga corta, pantalones negros, alpargatas, cotizas o quimbas y bordón. Las campesinas portaron un traje de pañolón o mantellina que remataba en flecos colgantes muy vistosos, blusa, falda larga, sombrero, alpargatas o cotizas y bordón.
Las señoras del pueblo urbano, para ir a misa, usaban una pañoleta o rebozo de fina textura de origen español y los señores s**o y pantalón de drill.
Por el contrario en Vélez, los hombres siguen portando el traje típico en el Festival de la Guabina y el Tiple (unos diez mil veleños en la Parranda Veleña y el Desfile de las Flores): sombrero infaltable, camisa blanca, pantalón negro amarrado con cabuya, la pañoleta rabo de gallo roja, ruana terciada, el perrero, los calzoncillos de amarrar al dedo gordo, y las mujeres sus faldas zurcidas de canutillos e hilosedas, enaguas blancas, el pañolón, las alpargatas de fique amarradas con galones negros, la blusa bordada de mil colores y el sombrero alón.
La arquitectura de los bienes inmuebles urbanos y rurales se constituye para los pueblos y municipios en una gran reserva o patrimonio que le imprimen identidad. Para el caso de Moniquirá, de manera crítica constructiva, no ha sido la mejor política en la defensa de las construcciones de tipo colonial que, antaño le dieron una identificación y un ambiente característico al municipio. La llamada modernidad, comprometió a las administraciones para ceder a cambios en las edificaciones, permitiendo la demolición de casas de valor inconmensurable, para caer en el juego de falsos espejos de las ciudades, renunciando a mantener y cuidar los bienes patrimoniales. Aún quedan en Moniquirá, unas casas que podrían ser defendidas como bien arquitectónico, mediante un acuerdo de la alcaldía y el Concejo municipal que las mantenga en pie y le permitan a las generaciones próximas conocerlas de manera directa y no por registros fotográficos, que sus abuelos les indiquen. El PBOT en discusión, ha definido incluir solo dos casas como patrimonio arquitectónico: La que fuera de la familia Saavedra en Parque Simón Bolívar y la de la familia Olarte en la carrera 9 con calle 16 esquina de San Antonio. El PBOT deja consignado que se podrán construir edificaciones desde un piso hasta diez. De esa manera ecléctica y sin identidad no será para propios y turistas, ningún atractivo arquitéctónico de la Ciudad del Sol y la Lluvia: Moniquirá.
Existen otras riquezas inmateriales que tienen que ver con la educación, las costumbres, las leyendas, mitos, creencias, legados, historias, relatos, cuentos, poesías, literatura y lenguaje oral, que se deben tomar como acumulados de saber y conocimiento para no dejarles perder su huella que ha permitido por mucho tiempo tener el pensamiento y actuar de las gentes en la vida de su cotidianidad, lo que implica trazar unas políticas educativas y culturales que integren las familias, como núcleos básicos con la escuela en todos sus niveles, con los medios de información, con grupos de investigación que puedan compilar, recoger, escribir, producir, elaborar textos, descripciones y composiciones para que las generaciones venideras las puedan leer y replicar con sus hijos, nietos y en ese sentido, la memoria acumulada del pueblo, se mantenga fresca y vigente como identidad propia de los habitantes que han poblado la región.
En Moniquirá nació el escritor y poeta Jairo Aníbal Niño dejando un legado escritural inmenso con más de 70 obras escritas: cuentos, poemas, ensayos, obras de teatro y títeres, cine que permitirían a su pueblo definir la Identidad Literaria de Moniquirá por un proyecto de Acuerdo que debe ser aprobado por el Concejo municipal.
La gastronomía se podría manifestar, que puede ser reconocida como una actividad que extiende sus manteles para atender el gusto y paladar de los residentes y visitantes. Principalmente centrada en platos con abundancia en carnes, maíces, tubérculos, legumbres dentro de los cuales se presenta de manera típica, única y auténtica, el MUTE MONIQUIREÑO que se diferencia por sus componentes del mute santandereano y de otras regiones, al igual que el riquísimo PIQUETE criollo.
El Mute moniquireño por sus características inequívocas viene a constituirse en rasgo distintivo de la IDENTIDAD de Moniquirá que se debe seguir preparando conservando esta tradición culinaria por todos sus habitantes.
Y a todas estas como lo decíamos en el segundo párrafo de la Columna: “Las identidades o identidad tienen su antagónico que es la diferencia con otros u otras regiones, culturas, hábitos, costumbres y en ello, se tipifica la identidad que define para sí y los demás lo que es diferente y a su vez diverso y lo representa en el tiempo y en el espacio”. ¿En Moniquirá además de la gastronomía con el MUTE y la Literatura de Jairo Aníbal Niño que se puede rescatar como identidades? La respuesta la tienen los moniquireños para mostrar una cédula de identidad que nos o los identifiquen a todos.
La identidad de un pueblo tiene que ver con el sentido de pertenencia de sus gentes, en la medida que todas a una, defiendan la naturaleza, los valores ciudadanos propios, las costumbres, los legados culturales y económicos, que integren el pasado con el presente promisorio de desarrollo municipal y regional. Reto para Moniquirá.
Moniquirá, 31 de agosto de 2025
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