05/09/2025
| La Agenda Córdoba 2025 - 2052, documento que traza la hoja de ruta para el desarrollo del departamento durante las próximas décadas, deja en evidencia una profunda desigualdad en la distribución de la inversión entre las subregiones de Córdoba. La brecha es particularmente notoria en el Nodo Montelíbano, que abarca al San Jorge, parte de la sabana y el oriente cordobés.
Mientras que la subregión de Lorica (Bajo Sinú y Costanera), con un peso del 43% en el valor agregado agropecuario, recibirá inversiones proyectadas por 2,45 billones de pesos destinadas a proyectos de infraestructura de riego, turismo nacional e internacional y redes agroecologistas, el Nodo Montería (Centro, Alto y Medio Sinú), que concentra el 60% de la industria y el 42% del agropecuario, tendrá asignados 1,70 billones de pesos en centros de innovación, educación, conectividad logística y alianzas público-privadas
En contraste, el Nodo Montelíbano, a pesar de ser responsable del 96% del valor agregado minero y del 30% industrial del departamento, solo tiene prevista una inversión de 0,12 billones de pesos de recursos públicos. Su proyección se limita a la expectativa de “grandes inversiones privadas” para proyectos futuros como la Granja Solar de Córdoba, un complejo de biomasa y la cadena de valor de energías renovables.
La gran paradoja es que el San Jorge, región que sostiene gran parte de la economía departamental gracias a sus regalías mineras y su potencial energético, queda subordinado a la voluntad de inversionistas privados nacionales y extranjeros. Es decir, si no existe interés privado, el desarrollo de esta subregión podría quedar estancado, sin que la Gobernación ni la Nación aseguren partidas fijas de inversión.
Además, la Agenda reconoce retos estructurales en el sur de Córdoba: presencia de minería informal y conflictos socioambientales, expansión de cultivos ilícitos que han acelerado la deforestación en municipios como Montelíbano, Puerto Libertador y San José de Uré, y altos índices de pobreza multidimensional en áreas rurales. Sin embargo, pese a estos diagnósticos, no se reflejan políticas concretas ni presupuestos robustos para revertir estas problemáticas en la subregión.
En la práctica, San Jorge aparece en los planes departamentales como una zona extractiva, útil para generar recursos que terminan financiando proyectos estratégicos en Montería y Lorica, pero sin recibir la misma reciprocidad en inversión. Una visión que, según líderes sociales, perpetúa la idea de que “desde Montería solo ven al San Jorge como la vaca lechera del departamento”.
La crítica y el malestar de los sanjorginos, es evidente, ya que, mientras otras subregiones consolidan apuestas productivas con respaldo estatal y cooperación internacional, el San Jorge queda relegado a un futuro incierto, dependiendo de promesas de transición energética y minería responsable que pierde fuerza, a día de hoy, no tienen asegurada financiación pública.