22/12/2025
El Ma****lo y el Clavo
En un viejo taller de carpintería, vivía un Ma****lo robusto y ruidoso, orgulloso de su fuerza y de cómo todo en el taller dependía de él. A su lado, en una cajita de herramientas, dormía un pequeño Clavo, delgado y silencioso, que rara vez era usado.
—¡Yo soy quien construye las cosas importantes! —presumía el Ma****lo—. ¡Sin mí, nada se mantendría en pie!
El Clavo, con voz baja, le respondió:
—Quizá tengas razón, amigo Ma****lo. Pero sin un clavo como yo… ¿a quién golpearías?
El Ma****lo soltó una carcajada.
—¡Tú solo sirves para quedarte clavado en la pared! Yo soy el que hace el trabajo duro.
Pasaron los días, y llegó un carpintero nuevo. Quería construir una hermosa silla. Tomó un puñado de clavos y, uno a uno, comenzó a clavarlos con el Ma****lo. Pero tras unos golpes fuertes, el mango del Ma****lo se astilló y se partió.
El carpintero lo dejó a un lado y tomó otro Ma****lo, pero siguió usando los mismos clavos, que ya estaban en su sitio, firmes, silenciosos… sosteniéndolo todo.
Esa noche, el Ma****lo roto, desde la esquina del taller, miró a los Clavos con otros ojos.
—Ahora entiendo… No todo el que suena es el más importante. A veces, el que permanece firme y callado, es quien sostiene todo desde adentro.
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Reflexión:
A menudo creemos que el valor está en la fuerza o en el ruido que hacemos. Pero el verdadero valor se ve en quienes, aunque no brillen, sostienen a los demás sin quejarse