01/07/2025
Hacía exactamente dos semanas, Miguel Ángel Calderón López cumplió su mayoría de edad, pero muchos años antes se había convertido en el hombre de la casa.
Y por esas paradojas del destino, el gran sueño que tenía para este momento de su vida era recorrer las vías de Santander con una moto que recién había adquirido.
Hoy, ese deseo se convirtió en pesadilla para los suyos.
Miguel Ángel había abandonado pronto sus estudios en la vereda Arbolsolo, del municipio de Socorro, para asumir la responsabilidad que esquivó su padre, quien los abandonó a él, a su mamá y a su hermana sin pudor alguno.
Decidió entonces, Miguel Ángel, ocuparse de los oficios del campo para sostener a esta familia en la que también los acompañaba su abuela materna.
Con sus ahorros, compró hace cerca de dos meses la moto con la que tuvo su amor a primera vista: una Pulsar 200. Adquirió también un casco de alta calidad que lo protegiera ante cualquier sorpresa en su ruta.
Y con un grupo de amigos se organizaron para conocer el Parque Nacional del Chicamocha en este lunes festivo, movilizándose en una caravana de unas treinta motocicletas.
Ya iban de regreso a Socorro al caer la tarde de este lunes festivo y lo acompañaba como “pato” su amigo Fabián Palomino.
Al acercarse a la recta del ramal de acceso al municipio de Jordán Sube, se encontró con un camión atravesando la carretera.
No le dio tiempo ni espacio para evitarlo y chocó contra el tanque auxiliar de combustible del automotor y la carrocería .
Ambos quedaron tendidos en el asfalto y pronto llegaron sus compañeros motociclistas a auxiliarlos. Era inútil en el caso de Miguel Ángel, ya había expirado.
Hoy lo lloran no solo las tres mujeres por las que dedicaba sus esfuerzos. Hay llanto también en la vereda Arbolsolo donde tenía el aprecio de quienes lo vieron madurar siendo aún niño.
📸 Suministrada