27/03/2021
Pedazos de cielo caen en mi tejado, lluvia imperturbable, ¿a cuántos corazones has empapado? tu caricia en mi mejilla me recuerda lo incomprensible de la vida, como una insignificante gota me dejaría arrastrar hasta que mi ser tope océano al cual pertenecer, algunas veces ríos, otras veces lágrimas de amores perdidos.
El placer de sentir y ser embriaga mi existir, ningún hombre se baña en el mismo río dos veces, yo escojo tus besos, mil besos bajo la lluvia, robaré tu aliento, te haré mía, me introduciré en tu pecho y sin reparo atisbaré tus miedos, sembraré pasión allí donde el miocardio retumba sin cesar, te daré una y mil copas que carezcan de cordura, te daré a beber de las mieles de mi amor, no tendré la menor consideración para embriagar tus sentidos.
Sentirás la intensidad de mi sentimiento, cobijadas por el zapateo de la lluvia me introduciré en tu cuerpo, beberé de tus fluidos mientras te ahogas en gemidos, capturaré tus labios en los míos, no habrá escape a lo que está por suceder, nunca lo hay, gemirás mi nombre al oído mientras tu cuerpo llega a la cima, no evitaré que mis labios dibujen una sonrisa, eres mía.
Carezco de un catálogo a tu altura, del que puedas escoger que prefieres de mi ser, tengo poco que ofrecer, en el mostrador hay cartas sin terminar, abrazos fuertes y besos tímidos, hay pasión cuando la claridad se ausenta y la lluvia cae, hay un sentimiento puro que suaviza los detalles macabros de la vida. En la bodega hay un incomprensible miedo a las mariposas, cientos de suspiros que llevan tu nombre, un alma buena tratando de respirar mientras se hunde en el lodo, pero nadie flota en este, mientras más luchas más te hundes, también hay unas cuantas cajas empolvadas repletas de asuntos por resolver, documentos archivados de experiencias y emociones que no solucioné ni dejé ir, algunas ratas ya han roido la sección de la niñez, con estos y otros tantos trozos de mi memoria han tejido una cama de inseguridad, ataques de ira en la soledad y desdicha, pero estoy limpiando, el trabajo es arduo, nadie experimentará la dura labor de solucionarse hasta que no lo haga por sus propios medios, es desgastante, de vez en cuando hay que tirar la toalla, empapar la almohada y seguir.
Un buen día te invitaré a tomar un café en el depósito de mi existencia, besaré tus labios con seguridad de mi, trataré de explicar porque te amo, como siempre, dudo que las palabras estén a la altura, pero para ese momento, espero que mi ser baste para expresar lo necesario, sin necesidad de objetos ni palabras, sin depender de objetos y circunstancias.
Mientras aguardo el día de mi muerte, me es suficiente saber que me quieres, no me importa mucho si alguien más es quien ocupa tus pensamientos durante el día mientras tu mente deambula, no espero recibir la misma intensidad de vuelta, me da paz saber que existes, que existe este sentimiento que abrasa mi pecho.
Algún día besaré con intensidad esos labios que derrochan locura y suscitan deseo, te confesaré que te amo mientras tus labios se separan de mi, por ahora, te dejo estas líneas para recordarte que me tienes en la palma de tu mano y también porque carezco de valentía.
Buenas noches hermosa mía, que la lluvia te cobije y te fundas en un sueño donde beso tus mejillas... por telepatía.
-Melisa Portilla.