18/12/2025
La santa misa de la solemnidad de la Natividad del Señor que celebra el santo padre en la basílica de san Pedro, en los últimos instantes del 24 de diciembre, comienza con el canto del Anuncio de Navidad.
Este es un rito no exclusivo de la liturgia papal, sino que puede usarse en cualquier iglesia en la que se celebre la misa de Navidad.
El Anuncio de Navidad, que también se llama Calenda, por sus primeras palabras, es un texto que se encuentra en el Martirologio Romano. Este anuncio, que fue costumbre centenaria en los monasterios y en la liturgia papal, para significar el último instante del Adviento, ha sido incorporado en el Martirologio Romano para todo el mundo.
Este pregón, que se canta o se proclama con solemnidad, es un compendio de la historia de la humanidad que espera la salvación realizada en Cristo. Como un último grito del Adviento se contemplan la creación, la alianza y la promesa de salvación que, tras el diluvio, se concreta en la llamada al patriarca Abraham y el éxodo del Pueblo acaudillado por Moisés. El texto litúrgico incorpora la vocación de todos los pueblos con una interesante referencia al calendario de los griegos y romanos, culturas en la que se acogió históricamente el acontecimiento de la Encarnación
Como aceptación de la Verdad, es costumbre en algunos lugares hacer una genuflexión al final del solemne anuncio, para expresar la adoración de la comunidad cristiana ante el insondable misterio de Cristo: Dios asume la realidad de nuestra carne.
En el caso de la liturgia papal, al concluir el canto el papa descubre la imagen del Niño Jesús que se encuentra frente al altar, para dar por iniciado el tiempo de Navidad.