05/03/2025
Si alguien conoce al piloto del vuelo JA5324 de JetSmart de Bogotá a Pereira del 1 de marzo. Hágale llegar este mensaje.
El 1 de marzo se convirtió en una verdadera montaña rusa aérea. Tenía programado volar de Bogotá a Pereira en el vuelo JA5324 de JetSmart, con salida a las 18:02. Sin embargo, la condición climática en el aeropuerto de Bogotá jugó en nuestra contra, y la lluvia no dejó de caer. Aunque el retraso inicial asustó un poco, lo que realmente se vivió a bordo fue otra historia.
Una vez en el aire, a unos 40 minutos de vuelo, la situación se puso intensa: tormentas eléctricas, turbulencias y un mal tiempo que nos hizo sentir como en una película de acción. Pero fue en medio de ese caos cuando el piloto, con una calma admirable, comenzó a hablarnos. Con un tono tranquilo y profesional, nos explicó que la aproximación a Pereira sería complicada debido a la fuerte tormenta eléctrica que se desataba en el destino. Cada 15 minutos, recibíamos un nuevo reporte, tan claro y honesto que, en lugar de aumentar la tensión, lograba transmitirnos confianza.
Lo que no se contó –y es justo destacar– es que, a pesar de la adversidad, el piloto se tomó el tiempo de explicar cada detalle: el estado de los aeropuertos en la ruta, la existencia de alternativas como Cali, después de que también cerrarán el Aeropuerto de Bogotá por tormentas eléctricas y la seguridad de que la aeronave contaba con suficiente combustible para aguantar hasta que las condiciones mejorarán. Cada palabra suya era garantía de que, aunque el cielo se mostrara implacable, estábamos en manos seguras.
Al final, luego de dos horas sobrevolando el cielo colombiano, se dio la esperada señal: las condiciones mejoraron y se inició la aproximación a Pereira. El mensaje final del piloto, invitándonos a tomar nuestras posiciones y asegurándonos que todo saldría bien, fue el broche de oro de una experiencia que con su profesionalismo y entereza, transformó en un testimonio del profesionalismo y de transparencia en momentos críticos.
Aunque no tuve el gusto de conocer personalmente al piloto, quiero expresar mi más profundo y sincero agradecimiento primero a Dios que dispuso que un profesional como él y su tripulación estuvieran al frente de ésta odisea.
Si alguien tiene contacto con él o puede hacerle llegar este mensaje, se lo agradecería enormemente: ¡Gracias de corazón! Estoy convencido que, al igual que yo, todos los pasajeros estamos eternamente agradecidos por su profesionalismo excepcional. Su capacidad para ponerse en nuestros zapatos y actuar con humanidad en medio del caos nos brindó una confianza invaluable, transformando una situación complicada en una experiencia segura y memorable.
Este relato no es publicidad ni intento embellecer la experiencia: se trata de una crónica real de lo vivido en un vuelo que pudo haber sido caótico, pero que, gracias a la claridad y responsabilidad del piloto, culminó en un aterrizaje seguro.