16/11/2025
Trump y el “Patio trasero”.
Por: Leandro Felipe Solarte Nates
Ante la perdida de importancia de la ONU para evitar guerras y violaciones a los Derechos Humanos, manifiesta en lo poco que pudo hacer para mediar en la guerra que Rusia emprendió contra Ucrania para apoderarse de parte de su territorio; en el conflicto en Sudán auspiciado por Emiratos Árabes Unidos; en el genocidio en Gaza y guerras colaterales desatadas en Siria, Yemen e Irán, -con las fuerzas armadas israelíes armadas ofensiva y defensivamente por los Estados Unidos-, el resto de países quedó advertido sobre el regreso a los tiempos de la ley del más fuerte, tal como sucedió en vísperas de la II Guerra Mundial, cuando Hi**er, argumentando la necesidad de ampliar el “espacio vital” de Alemania, sin que la Sociedad de las Naciones (anterior a la ONU) pudiera controlarlo, se anexó Austria, invadió Renania en límites con Francia, después los Sudetes, en Checoeslovaquia y al ocupar Polonia, desencadenó la Guerra con Inglaterra y Francia.
Así lo demuestra el gobierno de Trump al bombardear y asesinar a los ocupantes de lanchas en aguas del Caribe y el Pacífico ignorando los protocolos internacionales de interdicción marina que contemplan primero la detención de las motonaves, el abordaje y detención de sus ocupantes para llevarlos a juicio en caso de traficar con dr**as, armas, etc.
Estas muestras de fuerza acompañadas por un inusitado despliegue naval en aguas del Caribe, están dirigidas a sembrar el terror y también acompañan las movidas del presidente Trump en Latinoamérica apuntando a consolidar la hegemonía de los Estados Unidos en detrimento de los avances que China, Rusia e Irán han logrado en años anteriores en países como Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y en otros como México, Perú, Brasil, Chile y hasta Argentina, a donde, principalmente los chinos, con su economía en ascenso, no sólo exportan sus productos y armas. También importan gran cantidad de combustibles, alimentos, materias primas y a través de la “ruta de la seda” financian y construyen importantes megaobras como el recientemente inaugurado puerto de aguas profundas de Chancay, en el Pacífico peruano.
La segunda presidencia de Trump con su agresiva e inestable política arancelaria iniciada con sus vecinos México y Canadá, va acompañada con presión a las multinacionales, de mayoría de capital gr**go, para la reubicación en territorio norteamericano de las fábricas y está enmarcada en su consigna de “Volver a hacer grande a América”, que desde los primeros días se complementó con propuestas descabelladas como la anexión de Groenlandia y de Canadá como 51 estado de la Unión. También con la presión al gobierno de Panamá para terminar las concesiones otorgadas a empresas chinas que administraban los puertos sobre el Atlántico y Pacífico a orillas del estratégico canal.
Además, con el apuntalamiento al gobierno de Noboa en el Ecuador, buscando alejarlo de los acercamientos con China logrados desde el gobierno de Correa y de nuevo instalar la base aérea en Manta, para por mar y aire controlar el Pacífico.
Sin olvidar, el préstamo de emergencia de 20.000 millones de dólares otorgado a Milei para revitalizar sus finanzas y ayudarlo antes de las elecciones para el Congreso, presionándolo a detener contratos firmados con los chinos en gobiernos peronistas, con el objetivo de asegurar para empresas norteamericanas la explotación de petróleo, litio y otros minerales y “tierras raras”, al igual que esperan hacerlo en Bolivia con el reciente triunfo de la derecha encabezada por Rodrigo Paz; y en Chile, donde en las próximas elecciones presidenciales la ultraderecha podría retornar al poder.
Sin olvidar la enorme presión económica y militar al gobierno de Maduro, que “dio papaya” al no mostrar las actas electorales para ocultar su derrota en las últimas elecciones y con el despliegue de la Armada gringa (con todos sus juguetes de terror) rondando sus costas.
Como complemento a la agresiva política contra los inmigrantes de origen latina de color de piel diferente, bajo la presión de los halcones de la nueva ultraderecha republicana encabezada desde Miami por el Secretario de Estado, Marco Rubio, congresistas de origen latino como los cubanos Diaz Balart, la congresista María Elvira Salazar y el colombiano Bernie Moreno; la nueva doctrina Monroe, de América para los americanos (del norte), se ha intensificado con el enorme despliegue naval frente a costas venezolanas complementado con el aumento de la recompensa por Maduro a U$50 millones y el impulso dado por otorgamiento del Nobel de la Paz a Corina Machado, la líder de la oposición que dedicó su premio a Trump y lo anima a derrocar al régimen que hace 27 años inició Chávez con el apoyo de los cubanos.
Al igual que durante la presidencia de Bush hijo, las acusaciones falsas de instalar fábricas clandestinas para armas químicas, justificaron la guerra e invasión de Irak, la lucha contra las dr**as, principalmente el fentanilo y la co***na desatada contra organizaciones “narcoterroristas” como el “Cartel de los Soles y el Tren de Aragua”, se convirtió en la principal excusa para justificar el monumental despliegue armado en el Caribe, cercano a Venezuela, donde violando todas las normas, han procedido a destruir con misiles varias motonaves a los que no se las abordó y requisó y decomisó los cargamentos, si iban con sustancias prohibidas, tal como acuerdan los protocolos de interdicción marítima internacional.
La inusitada intervención del presidente Petro, criticando su apoyo a Israel en Gaza e invitando con megáfono en mano a las tropas norteamericanas a desobedecer las ordenes de Trump, en manifestación pública frente a la sede de la ONU en New York, poco antes de la firma de la inestable paz en Gaza, fue una oportunidad en bandeja de plata aprovechada por el gobierno norteamericano no sólo para retirarle la visa al presidente Petro, su esposa Verónica Alcocer y su ministro del Interior Armando Benedetti.
También para extender la intervención armada en aguas del Pacífico colombiano donde han hundido varias lanchas, supuestamente cargadas de co***na, y además del ELN, sumaron en la lista de organizaciones narcoterroristas al Clan del Golfo, las disidencias de las FARC y otros grupos con los que el gobierno de Petro esperaba revivir en los 9 meses restantes de su mandato, las negociaciones de la llamada Paz Total, cuyo prolongado cese al fuego fue aprovechado por todos los grupos para aumentar el número de combatientes y extender áreas de influencia a más regiones y municipios del país.
Sin olvidar el apoyo que brindan a los grupos de oposición al gobierno que en marzo y mayo de 2026 intentan ganar las próximas elecciones parlamentarias para renovar el Senado, Cámara de representantes y presidencia de la República.
Para concretar su política de asegurar el dominio de su “patio trasero”, en manejo diplomático Brasil, con Rusia, India, China y Suráfrica, fundador de los BRICS, es el hueso más difícil de roer, después que Trump amenazó con aumentar aranceles a sus exportaciones intentando favorecer a su amigo e imitador Bolsonaro enjuiciado por el intento de golpe de Estado que violentamente auspició para frenar la posesión de Lula.
Por lo pronto Rusia, ocupada en la guerra con Ucrania y China concentrada en fortalecer su economía y desarrollo científico, tecnológico y militar, parecen no estar interesados en abrir, a favor de sus aliados, frentes de guerra en continente americano.