29/05/2022
No, no quiero un amor líquido que se me escurra entre los dedos. Quiero un amor sólido construido con las ganas de dos. Un amor hecho de un día a la vez, de un enseñarnos los miedos con miedo, pero sabiendo que no podemos construir nada sólido si nos escondemos y nos rechazamos. El amor sana, sí. El encuentro con el amor nos revuelve porque nos toca en los más profundo y es porque llega para sanar.
Dicen que 'el amor cura todas las heridas', sin embargo, no creo que sea siempre así. El amor puede curar, sí, pero no cura todo y ciertamente no de inmediato.
El amor puede quitar la capa inicial de dolor, decepción, traición y tristeza. Pero siempre hay cicatrices de una herida y, cuanto más profunda es la herida, más grande y profunda es la cicatriz.
Las cicatrices son lo que nos queda una vez que la herida se cura y eventualmente pueden desaparecer, aunque lleva tiempo.
Algunas cicatrices nunca desaparecen y son un recordatorio permanente para nosotros de una experiencia, persona, situación o evento de la vida que dejó su huella de energía en nosotros. Lo que hagamos con esa huella depende de nosotros. Podemos ser víctimas de ella o podemos usarla como un recordatorio de nuestro propio poder, de nuestra decisión de estar conscientes y tener una autoestima más fuerte.
El amor puede traer a la luz grandes heridas y podemos encontrar el amor para sanar esas heridas dentro de nosotros mismos y comprender que las cicatrices no nos afean frente al otro si no que pueden hacer que nos ame más y especialmente por quienes somos con ellas y a pesar de ellas.
Amarnos completos nos permite amar al otro completo. Dejar que acaricie nuestras marcas, que las bese con amor y amarlo más allí donde antes hubo dolor.
Eso es un amor sólido.
Eso es construir.
Juntos.
⚜️ Gabriela Collado