14/04/2024
La libertad es una facultad que Dios nos dio para escoger entre el bien y el mal, pero a raíz de los “conceptos modernos” ahora nos la venden como un pretexto para satisfacer los apetitos desordenados de nuestro corazón. Esto no es libertad, esto es libertinaje.
Es muy fácil culpar a Dios y realizar preguntas al aire como ¿Por qué Dios permite tanta maldad en el mundo? ¿Por qué Dios no hace algo? ¿Si Dios es todopoderoso, porque hay injusticia?, pero nos es extremadamente difícil mirar más seguido dentro de nosotros y admitir que muchas veces hemos abusado de nuestro libre albedrío, y nos hemos convertido en libertinos para satisfacer nuestros caprichos egoístas, aunque lo que tengamos que hacer pise la dignidad del otro, o nos enaltezcamos en nuestro corazón.
Obedecer lo que es correcto no es sinónimo de estar preso, de hecho Dios promete bendición a los que obedecen su palabra y no ejercen su libertad más allá de lo debido, como dice 1Juan 3:21-22 “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”. Y hago énfasis en “…si nuestro corazón no nos reprende…”, pero, ¿Qué pasa si nuestro corazón nos reprende porque sabemos que en el fondo no estamos viviendo bajo el orden correcto?
Esto es lo que hace el libertinaje: hacerte creer que estás preso por lo moralmente correcto, para que te desvíes lejos de la dirección de Dios, para luego hacerte sentir que es imposible volver a casa.
Cuidado de no traspasar la delgada línea entre la libertad y el libertinaje.
Dios te bendiga.