14/10/2025
EL PERDÓN ILIMITADO DE DIOS PARA UN PECADOR ARREPENTIDO
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FamiliasSolidas.com
Es una leyenda. Con un mensaje impactante. Muy hermosa, por cierto. La cuentan cuando se visita la iglesia que se encuentra dentro del Monasterio de Santa Ana y San José, en Córdoba, España.
Quizá la escuchó al visitar Europa o lo leyó en algún lugar, no se cuándo. En fin.
En fin, vale la pena que se la comparta.
En ese santuario está la imagen de la Cruz del Perdón. No es común. Muestra al Señor Jesús crucificado con su brazo derecho desclavado de la Cruz y hacia abajo.
¿Extraño?
Claro que sí, porque no fue algo deliberado de quien construyó la imagen.
La historia es interesante, se lo repito.
Cuentan que un día un pecador fue a confesarse con el sacerdote bajo esta cruz. Como de costumbre, cuando un pecador era culpable de un delito grave, este clérigo actuaba muy estrictamente.
No mucho tiempo después, esa misma persona volvió a caer en pecado y después de confesar sus pecados, el sacerdote amenazó:
--Esta es la última vez que le he perdonado--.
Pasaron muchos meses y aquel hombre, tras reconocer que había pecado nuevamente, fue a arrodillarse a los pies del sacerdote bajo la cruz y pidió perdón.
Pero en esta ocasión el sacerdote fue muy claro y le dijo:
--No juegues con Dios, por favor. No puedo permitir que sigas pecando--.
Pues bien, aquí viene lo interesante.
Cuenta la leyenda que, cuando el sacerdote rechazó al pecador, de repente se escuchó un ruido de la Cruz.
La mano derecha de Jesús se desclavó del madero, movido por el arrepentimiento del aquel hombre, se escucharon las siguientes palabras:
--Soy Yo quien derramó la sangre sobre esta persona, no tú—le dijo aquella voz al sacerdote.
Desde entonces, la mano derecha de Jesús permanece en esa posición, ya que sin parar invita al hombre a pedir y recibir perdón.
Repito, es una leyenda. Pero emocionante.
Nos recuerda que el perdón de Dios es ilimitado. Nos perdona por amor, porque no quiere nuestra condenación eterna.
En la Palabra leemos:
“Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.” (1 Juan 1: 9 | TLA)
Puede que tengamos un pasado vergonzoso. En Dios encontramos perdón y vida eterna en respuesta a un sincero arrepentimiento.
El Padre envió a Su Hijo Jesús a morir por nuestros pecados.
Por GRACIA perdonó nuestra maldad del pasado y del presente, nos abrió la oportunidad para emprender una nueva vida y nos asegura la vida eterna.
Hoy es el día para iniciar el proceso de cambiar y crecer.
Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez -
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