11/07/2025
🧡 ¡JESÚS NUNCA TE ABANDONA!
Su amor es incondicional y eterno.
¡JESÚS, NUNCA ME ABANDONES!
Señor Jesús, en este momento de silencio y reflexión, elevo mi corazón hacia Ti, reconociendo que solo en Tu presencia encuentro verdadera paz.
Gracias, Jesús, porque aun cuando el mundo me falla, Tú permaneces fiel. No hay sombra de abandono en Ti, solo amor constante y verdadero.
A veces he dudado, he temido y he sentido soledad… pero hoy recuerdo con fe que ¡Tú nunca me has dejado!
Cuando todos se fueron, cuando las puertas se cerraron, cuando la esperanza parecía apagarse, ahí estabas Tú, sosteniéndome sin que yo lo supiera.
¡Qué maravilloso es saber que Tu amor no depende de mis méritos! Me amas con un amor eterno, incondicional, paciente y compasivo.
Jesús, perdóname por las veces que dudé de Tu presencia, por los momentos en los que mi fe fue débil y no supe reconocer que caminabas conmigo.
Hoy declaro con todo mi corazón que Tú eres mi roca firme, mi refugio seguro y mi mayor certeza: ¡Tú nunca me abandonarás!
Gracias por caminar conmigo en los valles oscuros, por secar mis lágrimas en el silencio, y por levantarme cuando ya no tenía fuerzas.
Cada latido de mi corazón es una señal de que Tu amor sigue obrando. Cada nuevo día es una prueba de Tu fidelidad.
Jesús, cuando me siento débil, Tú me haces fuerte. Cuando pierdo el rumbo, Tú me guías. Cuando estoy roto, Tú me sanas.
En cada batalla de mi alma, en cada pensamiento de angustia, Tú me recuerdas: "No temas, Yo estoy contigo."
Señor, quiero aprender a depender más de Ti, a confiar en Tu tiempo, en Tus planes, y en el propósito eterno que tienes para mí.
Gracias por mostrarme que el amor verdadero no abandona, no huye, no se cansa. Gracias por permanecer, incluso cuando yo no lo merecía.
Jesús, haz que mi vida sea un testimonio de Tu amor fiel. Que otros vean en mí la certeza de que ¡Jesús nunca abandona a los suyos!
Que cada prueba me acerque más a Ti. Que cada victoria la celebre contigo. Que en todo tiempo reconozca que es por Tu gracia, no por mis fuerzas.
Hoy entrego mis cargas, mis temores y mis sueños en Tus manos. No hay lugar más seguro que Tu corazón.
Te adoro, Jesús. Te exalto. Y te agradezco por estar en cada segundo de mi historia, incluso en aquellos que creí vivir solo.
Enséñame a ser fiel como Tú lo eres. A no abandonar a los que amo, a amar sin condiciones, a vivir con compasión.
¡Gracias, Jesús, por nunca soltar mi mano! ¡Gracias por ser el mismo ayer, hoy y siempre!
En Tu nombre, con gratitud y esperanza, digo hoy y siempre: ¡JESÚS NUNCA ME ABANDONA! AMÉN.