03/08/2025
"LOS VOY A DESTRIPAR": EL LENGUAJE BÉLICO DE LOS PRECANDIDATOS Y LA PERPETUACIÓN DEL CONFLICTO EN COLOMBIA
¡colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. (-Simón Bolívar)
En los escenarios más visibles de la política colombiana —debates, tarimas, redes sociales— se ha vuelto común escuchar expresiones como “los voy a destripar” o “les voy a sacar la mierda”, proferidas por quienes se postulan como futuros presidentes de la nación. Estas frases no son lapsus ni calenturas del momento. Son síntomas de una enfermedad más profunda: una cultura política enferma de violencia simbólica, cargada de odio y carente de visión para reconciliar a un país fragmentado.
Lejos de representar un debate democrático maduro, el lenguaje de nuestros precandidatos revela una miseria discursiva que perpetúa las heridas históricas de la guerra civil interna. Es el mismo relato de enemistad que se repite como eco en la historia de nuestros abuelos, cuando liberales y conservadores se asesinaban por colores partidistas, cuando la política se hacía a machetazos y la ideología se defendía con sangre.
Colombia, en lugar de evolucionar hacia un diálogo democrático, parece aferrarse a las trincheras emocionales del siglo XIX. Los insultos, las amenazas veladas y el populismo agresivo reemplazan los argumentos, las propuestas y la inteligencia política. La ciudadanía, muchas veces desilusionada y empobrecida, es arrastrada a aplaudir estas demostraciones de fuerza, confundiendo vulgaridad con carácter, y violencia verbal con liderazgo.
Este lenguaje no solo es peligroso, sino profundamente irresponsable. En un país con heridas abiertas por décadas de guerra, con miles de víctimas buscando justicia, con regiones enteras afectadas por el conflicto armado, cada palabra que incite al odio es una traición a la posibilidad de construir una paz duradera.
Es triste pensar que los mismos líderes llamados a representar la esperanza de un país, se aferran al discurso de la confrontación y el enemigo interno. No hay lugar en ese discurso para la reconciliación, ni para el reconocimiento de la diversidad política, social y cultural de Colombia. No hay visión de futuro, sino una repetición de la tragedia.
Si algo nos enseñó el siglo XX colombiano fue que la polarización ciega mata, y que los discursos de odio no solo se quedan en palabras: se traducen en balas, desplazamientos, persecuciones y muerte.
¿Dónde están los líderes que hablen de justicia social sin prometer venganza? ¿Dónde los que comprendan que gobernar es sanar, no vengarse? ¿Dónde los que inviten a pensar, y no solo a gritar?
Colombia necesita una política nueva, que no se base en la amenaza ni en el miedo. Necesitamos líderes que dejen de hablar como caudillos armados y empiecen a construir como estadistas. Porque de seguir así, lo único que tendremos en el futuro será más pasado. Y el pasado de Colombia, todos lo sabemos, ha sido una larga y sangrienta guerra.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. ¡
-Simón Bolívar