25/11/2025
¿A qué está jugando el Centro Democrático en Boyacá?
Por Carlucho
En política, los avales no son simples firmas: son señales. Son el termómetro más claro de lo que un partido quiere ser y de a quién decide escuchar. Por eso la inminente decisión del Centro Democrático sobre su aval al Senado para Boyacá —entre Zandra Bernal y el actual representante Eduar Triana— no es un trámite interno, sino un mensaje hacia la militancia, hacia las regiones y, sobre todo, hacia sí mismo.
Porque lo que está en juego no es solo un nombre en un tarjetón: es el tipo de partido que el uribismo quiere reconstruir en un momento de crisis existencial.
La incómoda pregunta en Boyacá: ¿qué vale más, la estructura o el cálculo coyuntural?
Eduar Triana llegó a la Cámara no por casualidad, sino por algo que hoy escasea en la política: trabajo silencioso, construcción territorial y presencia constante en un departamento históricamente esquivo para el uribismo. No heredó un caudal, lo construyó. Mientras otros partidos se diluían en el paisaje boyacense, Triana logró que el Centro Democrático tuviera vida real, agenda local y —sobre todo— militancia.
Ignorar eso sería más que un error: sería una afrenta al mensaje que el partido dice promover sobre mérito, disciplina y compromiso con las regiones.
¿Y Zandra Bernal?
Es cierto que representa una apuesta distinta, con un perfil que algunos sectores dentro del CD ven como renovación. Pero la pregunta de fondo es si esa renovación se sostiene en votos reales o en percepciones internas ya que simplemente la acompaña su esposo Guillermo “El Mono Sánchez”. El país ya ha visto demasiadas veces lo que pasa cuando los partidos confunden proyección con simple conveniencia.
El riesgo silencioso: fracturar donde más cuesta unir
Boyacá no es Antioquia ni Norte de Santander. Aquí las estructuras se forman con paciencia quirúrgica, y sostenerlas exige presencia continua, no apariciones de temporada. Triana ha mantenido unido a un sector del uribismo regional que, sin él, probablemente seguiría disperso y apático.
Si el aval se le entrega a Bernal, el CD corre un riesgo que parece no estar calculando: romper la única estructura sólida que tiene en el departamento y desmovilizar a quienes, incluso en los momentos más difíciles del partido, han salido a defenderlo.
En términos simples: un partido sin estructura territorial juega a la ruleta rusa.
Lo más preocupante no es la disputa en sí, sino el mensaje que enviaría la decisión.
Si el CD privilegia una candidatura que no representa un piso comprobado —sino un experimento político— sobre un congresista que ha demostrado resultados, el partido estaría diciendo que:
• La disciplina no paga.
• La construcción territorial no importa.
• Y que, en caso de conflicto, las regiones siguen siendo moneda de cambio.
En un momento donde el uribismo intenta redefinirse, recuperar credibilidad y demostrar que aprendió de sus errores, una decisión así podría profundizar la fractura interna que tanto ha tratado de ocultar.
La pregunta que nadie quiere hacer en voz alta
¿Está el Centro Democrático dispuesto a perder una curul con tal de favorecer equilibrios internos?
Porque eso es lo que significa renunciar al voto estructurado que Triana ha demostrado.
La política no se mueve solo por ideología: se mueve por números. Y los números en Boyacá no favorecen los saltos al vacío.
Un partido que decide su futuro con cada aval
Si el Centro Democrático realmente quiere reconstruirse, necesita enviar señales claras:
• Premiar el mérito y el trabajo territorial.
• Escuchar a las regiones que sostienen su voto duro.
• Y evitar repetir los mismos errores que desinflaron su proyecto nacional.
Avalar a Bernal por encima de Triana no solo sería una apuesta arriesgada: sería una decisión políticamente irresponsable, que podría costarle al partido su única estructura sólida en Boyacá y una curul que hoy está al alcance.
En tiempos donde el país exige coherencia, el uribismo deberá decidir si le habla a sus militantes… o a sus peleas internas.
Porque en política, como en la vida, las señales importan.
Y esta señal, en particular, podría definir mucho más que un nombre en una lista: podría definir el futuro del partido en las regiones.
Tomado del periódico digital El cuarto poder