20/10/2025
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En el barrio Los Cardonales, en Gaira, el rumor corrió muy rápido hasta llegar hasta una humilde vivienda : el presidente Gustavo Petro había denunciado que un pescador samario, identificado como Alejandro Andrés Carranza Medina, murió en un ataque de Estados Unidos.
En la casa donde creció “Coroncoro”, como todos lo conocían, nadie podía creerlo. “Nos tomó por sorpresa. Nadie nos ha confirmado nada, ni el Gobierno ni ninguna autoridad”, dice su sobrina Lizbeth Carranza, aún con el rostro desencajado.
La familia de Alejandro no tiene certeza de nada. Solo saben que él salió a pescar el pasado 14 de septiembre, como lo había hecho durante años, y que desde ese día no volvió a comunicarse.
“Él acostumbraba salir por semanas cuando la pesca era buena, pero esta vez ha pasado más de un mes y no tenemos noticias. Lo que sabemos es lo que vimos por televisión, y las redes y lo que dijo el Presidente”, cuenta Lizbeth.
En la pequeña vivienda, su madre, doña Carmela Medina, se aferra a la esperanza. Trata de mantenerse en pie pero de un momento a otro de quebranta y llora al recordar a su hijo.
“Mi hijo no era malo… era un hombre trabajador, un pescador como su papá. Yo solo quiero que me digan la verdad. Si está vivo o si ya no lo voy a volver a ver”, dice adolorida.
A pocos metros, en el patio de la casa, su padre, don Alejandro Carranza, un hombre de manos ásperas y mirada cansada, continúa tejiendo una atarraya.
“Se la estaba haciendo de regalo, porque la que tenía ya estaba vieja. Era para su cumpleaños. Yo todavía la estoy terminando… uno nunca pierde la fe”, dice sin levantar la vista de las cuerdas.
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