22/04/2025
Todos nos rompemos, tarde o temprano. A veces es un grito que nadie escucha, otras un adiós que no esperabas. El mundo no te lanza bombas, te lanza domingos vacíos, decepciones pequeñas, rutinas que pesan, silencios que se alargan como noches sin sueño. Y duele, claro que duele. Pero si aguantas —aunque sea temblando—, algo se reacomoda. Como una taza astillada que todavía puede sostener el café de cada mañana, aprendes a seguir. No igual, no intacto, pero más tú. Más fuerte, no por lo que resististe, sino por lo que comprendiste cuando todo hacía ruido y aún así no dejaste de escuchar.